La idea de celebrar el Día del Padre surgió en Estados Unidos en 1910, gracias a Sonora Smart Dodd, una mujer que quedó profundamente conmovida por el esfuerzo de su padre viudo, William Jackson Smart, quien crió solo a sus seis hijos después del fallecimiento de su esposa. Inspirada en la celebración del Día de la Madre, Sonora propuso rendir un homenaje similar a los padres. La propuesta fue acogida y, en 1966, el presidente Lyndon B. Johnson proclamó el tercer domingo de junio como el Día Nacional del Padre en Estados Unidos.
En México, el Día del Padre se celebra el tercer domingo de junio, una fecha especial para rendir homenaje a la figura paterna y fortalecer los lazos familiares. Aunque no es un día festivo oficial, se ha consolidado como una de las celebraciones más importantes del calendario familiar mexicano.
La celebración comenzó a ganar popularidad en la segunda mitad del siglo XX, especialmente en las escuelas, y con el tiempo se extendió a todas las familias.
Aunque en México y muchos países de América Latina se celebra el Día del Padre el tercer domingo de junio, en otros países la fecha varía. En España e Italia: 19 de marzo, coincidiendo con el Día de San José. Australia y Nueva Zelanda lo conmemoran el primer domingo de septiembre, Estonia, Finlandia, Noruega y Suecia el segundo domingo de noviembre. Mientras que el Líbano, Egipto y Jordania la festividad se celebra el primer día del verano según el calendario.
Lo cierto es que el Día del Padre es una oportunidad para reconocer el esfuerzo, amor y dedicación de los padres en la vida familiar. Más allá de los regalos y las reuniones, es una fecha para fortalecer los lazos familiares y expresar gratitud hacia aquellos hombres que desempeñan un rol fundamental en la formación de sus hijos.