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    OpiniónDe lo que nadie habla en Uvalde: Trixia Valle

    De lo que nadie habla en Uvalde: Trixia Valle

    Antes de escribir esto, debo pedirte un minuto de silencio por los 19 niños y 2 adultos asesinados en la primaria rural “Robb” en Uvalde, Texas.

    Opinión

    Este martes 24 de de mayo se ha marcado de -luto nacional y mundial- cuando el joven de 18 años, Salvador Ramos, entró a la escuela primaria Robb, de mayoría hispana, con un rifle que había comprado para su cumpleaños y con el que asesino a su abuela antes de salir. Al llegar al lugar chocó su coche al estacionarse, dando muestras de estar claramente alterado. Posteriormente, se dirigió a un salón de clases donde disparó a todos cuantos pudo hasta que fue detenido por un policía que le disparó para detenerlo y falleció.

    Hoy las autoridades, y al menos 50 líderes de opinión, se manifiestan violentamente y con una gran desesperación, exigiendo al senado, al gobierno y a quien sea que esto se detenga… ahora piden que se regulen las armas de fuego, que hasta el día de hoy se venden como chicles en el Walmart, y que ha sido motivo de protesta ante la Asociación Nacional del Rifle, que precisamente se reúne mañana en Houston y es una importante organización que nunca ha querido dar su brazo a torcer para regular las armas en Estados Unidos.

    Pero ante todo esto, ¿de qué no estamos hablando?

    Pues para mi punto de vida NO ESTAMOS HABLANDO DE ALGO FUNDAMENTAL y coyuntural: hace apenas 6 años Salvador Ramos era un niño de doce y en 2012 apenas tenía 8 años, la misma edad de la mayoría de sus víctimas. No estamos hablando sobre ¿cómo fue educado?, ¿con quien creció?, ¿cuántos abrazos le dieron y cuantos le faltaron?, ¿cuántas horas y qué videojuegos jugaba? ¿quiénes eran sus amigos, lo invitaban a fiestas? ¿acaso estaba medicado con Ritalin o similares SIN SUPERVISIÓN como sucede con miles de niños, siendo este un medicamento muy delicado que puede alterar la conducta?

    Todo esto se pudo haber evitado, con o sin venta de rifles y armas, si este NIÑO hubiera sido atendido y criado con amor. Con atención, con fiestas de cumpleaños, con alguien mirando cuando llegaba triste de la escuela -pues vecinos aseguran que fue bulleado-, con todas las ilusiones rotas cuando su papá tal vez dejó de visitarlo o mamá no tenía tiempo para él.

    No sabemos nada, absolutamente nada de este chico quien en un ataque de locura y desesperación, que algunos llaman maldad (yo no puedo llamar a un joven de esa edad Malo), simplemente encuentro desatención sostenida que nunca fue controlada y donde alguien auténticamente se preocupara por él de una forma donde se pudiera encausar hacia el bien.

    Toda persona que se siente amada, tiene una tendencia hacia el bien. Toda persona que es violentada, maltratada e ignorada, tiene una tendencia hacia el mal. Esta es la realidad y un hecho que NECESITAMOS ver. Más que culpar, debemos modificar hoy de manera urgente cómo estamos tratando a nuestros niños, con qué clase de contenidos alimentamos su alma, qué clase de padres los educan y qué permitimos que vivan en las escuelas.

    Para mi esta es la pregunta, la situación, la circunstancia, el cuestionamiento y la responsabilidad que TODOS como sociedad debemos tomar.

    Descansen en Paz esos niños y adultos que hoy se van con una nota: DEMOS A LOS NIÑOS MÁS AMOR Y CUIDADO.

    Tú, ¿qué piensas: linchamientos políticos o un nuevo plan educativo en base al amor? Por supuesto que esto debe ir acompañado de acciones inmediatas en la regulación de armas de fuego, pero hay millones de ellas ya en las casas de USA que pueden ser disparadas si no existe un movimiento de consciencia hacia las emociones, el autocontrol, el respeto, las habilidades sociales y el amor, con una propuesta clara para dejar de consumir estimulantes de violencia.

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