Cuando tu nombre es tu certificado de impunidad: Carlos Loret de Mola

“No eres tú papá”, le reclamaron figuras morenistas en un chat de Whatsapp a Andy López Beltrán, hijo del expresidente López Obrador. Le echaron en cara sus desplantes, sus malas formas, su ineficaz operación política. En Morena hay incendio tras los malos resultados electorales en Veracruz y Durango, y la bajísima participación en la elección judicial. Y frente a ese incendio del que es corresponsable, el grito desesperado de Andy es: ¡sí soy mi papá!

La mayoría de los hijos de figuras públicas -artistas, deportistas, políticos- piden a los medios de comunicación que no los cataloguen como “el hijo de…” o “la hija de…”. Exigen ser evaluados en función de su propia trayectoria, de sus propios aciertos y errores.

No es el caso de Andy López Beltrán. Él quiere ser el hijo de papi. Y si se puede, papi mismo. A Andy no le conviene ser evaluado en función de su propia trayectoria. Como operador electoral ha fracasado y lo que tiene en el currículum es un abanico de señalamientos documentados de tráfico de influencias, corrupción y conflictos de interés. Si no se llamara Andrés Manuel López, Andy no sería dirigente de Morena y muy probablemente estaría en la cárcel. Andy necesita ser hijo de papi: el nombre de su padre es su certificado de impunidad y su única plataforma política.

La semana pasada, Andy López Beltrán participó en un podcast de Morena que se hizo famoso por una frase suya: “Yo me llamó Andrés Manuel López Beltrán y mi más grande orgullo es llamarme como el mejor presidente que ha tenido este país. El llamarme Andy es demeritar eso, quitarme ese legado … ojalá dejen de llamarme con diminutivos”.

La ridícula convocatoria del junior opacó el objetivo central de ese ejercicio de propaganda: contribuir a la narrativa, impulsada desde la mañanera por la presidenta Sheinbaum, para maquillar los datos del fracaso de Morena en las elecciones de Durango y Veracruz.

Andy y Luisa Alcalde, dirigente nacional del partido, dicen que no fracasaron en Veracruz porque si se suman los triunfos de los partidos de la coalición (PT y Verde), les fue super bien. El único detalle es que ellos no son dirigentes del PT ni del Verde. Ellos son sólo dirigentes de Morena. Así que evaluando sólo a Morena, la matemática es sencilla: gobernaban 87 municipios, ahora gobiernan 71. Quisieron sacudirse al PT y fue una estrategia fracasada.

En el caso de Durango, argumentan que su porcentaje de votación bajó muy poquito, mientras su población gobernada se duplicó. Uno podría coincidir en que fue un éxito… si no le hubieran metido la cantidad de dinero y de operación política que le metieron. Como todo proyecto, los resultados deben medirse en función de la inversión y de los objetivos. Y Morena se puso como objetivo arrasar en Durango. Fluyó el cash a saciar, se movilizó medio partido al estado y hasta Andy anunció que se mudaría. Querían ganar los tres municipios más importantes, sólo se quedaron con uno. Tan fue un fracaso, que buena parte del citado podcast propagandístico de Luisa y Andy consistió en quejarse de que en Durango les hicieron fraude electoral. Si les hubiera ido bien, no estarían denunciando fraude.

Y luego está el fracaso de la elección judicial: ni el 10% de votos efectivos.

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