En un día crucial para la entidad, con escasas perspectivas de alcanzar acuerdos, se enfrenta el momento de nombrar a un Gobernador interino que reemplace a Samuel García, del partido Movimiento Ciudadano, durante los seis meses de su licencia para buscar la Presidencia.
La amenaza de ingobernabilidad en el Estado se intensifica debido al conflicto entre Luis Orozco, elegido por el Congreso local como interino, y Javier Navarro, designado por el Ejecutivo y encargado del despacho, disputando el mando.
Se vislumbran diversos escenarios para este acontecimiento:
Escenario más probable: ‘Asumen’ encargado e interino En este probable escenario, expertos legales anticipan una situación inédita en Nuevo León. Dos individuos pugnarán por el Ejecutivo para reemplazar a Samuel García. Luis Enrique Orozco, respaldado por PRI y PAN en el Congreso, y Javier Navarro, designado por el partido de García. Esta disputa podría generar choques violentos, con advertencias de intervención de fuerzas como la Fuerza Civil y la Agencia Estatal de Investigaciones, lo que agravaría la ingobernabilidad y desencadenaría conflictos sobre la legalidad de sus acciones.
Escenario potencial: Desaparición de poderes Una crisis constitucional o la violencia podrían derivar en la solicitud de desaparición de poderes según el artículo 76 de la Constitución. En este caso, el Senado nombraría un Gobernador provisional para convocar a nuevas elecciones. El Presidente propondría una terna y el Senado, con mayoría de Morena, PVEM, PT y MC, tendría la responsabilidad de aprobar al designado.
Escenario posible: Negociación política Una negociación de último momento auspiciada por el Gobierno federal podría evitar la crisis constitucional. Esto requeriría que el PRIAN retire el respaldo a Luis Enrique Orozco como interino, Samuel García desista de Javier Navarro y todas las partes acuerden un tercer candidato en discordia. La elección de este tercero debería tener el consenso de todos los partidos en una sesión del Congreso del Estado.
Estos escenarios reflejan la compleja situación en Nuevo León, donde la falta de consenso y los intereses políticos divergentes plantean un desafío considerable para la estabilidad gubernamental.