Una protesta de batas blancas se gesta contra el gobierno del presidente López Obrador pues médicos y enfermeras consideran que los están poniendo en peligro de muerte ante el coronavirus.
Tuve acceso a un chat de directivos y jefes de servicio del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional Siglo XXI del IMSS, considerado el más importante de México. Denuncian con fotografías cómo la administración federal está improvisando frente a la amenaza:
Para suplir el desabasto de cubrebocas del tipo N95, que impiden el paso del 95% de las partículas, compraron caretas para albañiles, de las que suelen emplearse para cortar varilla y podar árboles, afirman los doctores.
Como no licitaron suficientes guantes quirúrgicos, adquirieron de última hora guantes de uso rudo para intendentes de limpieza.
Como necesitan trajes de aislamiento, compraron lentes tipo goggle y cubrerropa de los que usan pintores.
Y ahora quieren que eso sea lo que usen los médicos para atender a los pacientes con coronavirus.
Lo que dicen los doctores es que todo lo que compraron a prisa se parece físicamente a lo que se debe usar, pero no es el equipo especializado ni tiene la certificación para atender con él a pacientes infectados por un virus contra el que no hay medicina ni vacuna.
Además, se quejan de que la orden que están recibiendo de sus superiores es reutilizar todo ese equipo y compartirlo con sus colegas, cuando deberían ser piezas desechables y unipersonales.
No es sólo eso. De acuerdo con sus testimonios, la zona designada por las autoridades para internar a los pacientes con coronavirus es el viejo edificio de enseñanza y epidemiología que hoy se usa como bodega. Está abandonado, sucio, no tiene el aislamiento necesario ni siquiera la señalización, no cuenta con baños, tampoco con suficientes tomas de oxígeno ni con cuartos de presión negativa que limpian constantemente el aire que circula. Por si fuera poco, queda físicamente muy cerca de donde están los pacientes nefrológicos, que podrían correr riesgo de muerte en caso de ser infectados con el Covid-19.
Lo único bueno es el sitio donde van a internar a los pacientes con coronavirus tiene un acceso directo a la calle.
La preocupación de quienes serán los primeros respondientes ante la crisis, la primera línea de fuego frente al coronavirus, es que el Covid-19 ha matado a muchos de los trabajadores de servicios de salud que lidian con los pacientes contagiados. Quizá el caso más emblemático es el del icónico doctor chino Li Wenliang, quien descubrió este coronavirus en Wuhan, fue censurado por el gobierno de su país y murió por la infección a pesar de ser un hombre de mediana edad en excelente estado de salud.
La indignación tiene que ver también con que el coronavirus apareció hace casi dos meses, era obvio que llegaría a México, y en vez de haber tomado precauciones desde entonces, apenas ahorita están tratando de reaccionar.
México siempre ha tenido servicios de salud deficientes. Pero ante una emergencia como el coronavirus, lo menos son guantes y cubrebocas de los buenos.
La esperanza que tienen los doctores del centro médico más importante del país, es que haga más calor y el coronavirus no llegue fuerte. De otra forma, advierten, les puede costar la vida.
Ojalá esta denuncia sirva para que el presidente López Obrador rectifique esta política de tropiezos en salud y ordene, de entrada, la protección irrestricta del personal médico que está en mayor riesgo.