Clases de Fobaproa: Carlos Loret de Mola

Enfrascada en un pleito con el expresidente de México Ernesto Zedillo, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que en su conferencia mañanera va a dar unas clases sobre lo que fue el Fobaproa, el tristemente célebre “rescate bancario” que costó tanto a México tras la crisis del efecto tequila en 1994-1995 (justo en el sexenio de Zedillo).

Me permito poner sobre la mesa algunos datos para que la presidenta incluya en sus “clases de Fobaproa”.

El rescate bancario (Fobaproa) costó 70 mil millones de dólares en 1995. Con la inflación, eso equivaldría a 142 mil millones de dólares de hoy.

Nada más en el 2024, el presidente López Obrador endeudó al país 85 mil millones de dólares. Nada más en 2025, la presidenta Sheinbaum anunció que endeudará al país 75 mil millones de dólares. Es decir, que en dos años, la dupla AMLO-Sheinbaum endeudará al país un poco más de lo que costaría hoy el Fobaproa.

Hace treinta años, cuando se dio el escándalo del Fobaproa, la izquierda acusó que el gobierno había rescatado a los bancos con dinero de todos los mexicanos y que eso abrió la puerta a muchos abusos de los banqueros. El gobierno argumentó que si no implementaba tal rescate, los mexicanos que tenían dinero en el banco lo iban a perder, como ha sucedido en otras naciones, generándose una corrida bancaria que sólo profundizaría una crisis económica, con inflación y tasas de interés por los cielos. Las dos cosas son verdad.

Entre 2024 y 2025, la dupla AMLO-Sheinbaum le recetaron al país una deuda equivalente a la del Fobaproa. El grueso de ese dinero se utilizó en los programas sociales que tuvieron como objetivo central que Sheinbaum ganara la elección presidencial. También se usaron para un puñado obras que resultaron un tiradero de dinero de todos los mexicanos: el semi-vacío Tren Maya costó 27 mil millones de dólares, la refinería Dos Bocas que no refina costó 20 mil millones de dólares, cancelar el aeropuerto de Texcoco y hacer el semi-vacío AIFA costó 20 mil millones de dólares, la semi-vacía Mexicana de Aviación otros mil millones de dólares.

SACIAMORBOS

¿Y su negro pasado?

¿Por qué nadie reclama a la presidenta Sheinbaum los episodios más negros de su pasado político? Ella, en cambio, utiliza cotidianamente esa herramienta falaz. Si Zedillo argumenta que murió la democracia mexicana, ella recuerda la masacre de Acteal y el Fobaproa. Si Calderón le reclama la reforma judicial, le contesta con que el fraude electoral y García Luna. Si Ricardo Anaya y Jorge Romero cuestionan la Ley Censura, les echa en cara el cártel inmobiliario y los moches.

Frente a un cuestionamiento, la presidenta evade el tema y emplea el recurso fácil de descalificar. Es la salida fácil para los que no tienen cómo ganar el debate. Esa trampa la descubrió Aristóteles hace 2 mil 300 años. En su libro “Refutaciones sofísticas”, la enlistó como una de las falacias más recurrentes: “no debe confundirse el ataque al oponente con la refutación al argumento”.

Es como si todos los días, frente a cualquier crítica que haga la presidenta, se le recuerde que su entonces esposo Carlos Ímaz apareció en video recibiendo fajos de billetes y relatando que eran para las vacaciones familiares (que la incluían a ella). O le echara en cara que los directores responsables de obra de su alcaldía avalaron la construcción irregular que derivó en la muerte de 19 niños en el Colegio Rébsamen. O le recordara que el estudio que su propio gobierno mandó hacer concluyó que por culpa de su administración la Línea 12 del Metro no tuvo suficiente mantenimiento y eso mató a 27 pasajeros. O que sin avisarles, su gobierno usó como ratas de laboratorio a 200 mil ciudadanos de la capital del país con los que experimentó para ver si una medicina para piojos servía para curar el Covid.

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