En un lapso de 90 minutos, Japón se vio sacudido por una sucesión de 21 sismos, siendo el más intenso con epicentro en Noto, Ishikawa. Este devastador fenómeno desencadenó incendios, cortes masivos de energía y derrumbes que dejaron atrapadas a al menos seis personas, sumiendo a la nación en una emergencia de proporciones alarmantes.
El temblor principal, de magnitud 7,5 según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), golpeó la región de Noto alrededor de las 16:10 (0710 GMT). La Agencia Meteorológica japonesa estimó la magnitud en 7,6, identificando este evento como uno de los más de 50 sismos de magnitud 3,2 o superior que azotaron la zona durante la festividad de Año Nuevo.
Las consecuencias fueron desgarradoras. Olas de tsunami, alcanzando alturas de hasta 1,2 metros, sacudieron el puerto de Wajima, generando alertas de tsunamis de hasta cinco metros emitidas por la Agencia Meteorológica japonesa. Afortunadamente, estas alarmas se rebajaron más tarde, aunque la región enfrentó momentos de gran tensión y miedo.
La cadena NHK y otros medios de comunicación interrumpieron sus transmisiones habituales para informar y brindar orientación a la población en riesgo. El primer ministro Fumio Kishida hizo un llamado urgente a través de la televisión, instando a las personas en zonas peligrosas a evacuar hacia terrenos más elevados, enfatizando la importancia de preservar vidas por encima de todo.
En las redes sociales, se difundieron imágenes desgarradoras de casas derrumbadas, carreteras agrietadas y residentes aterrados. Testimonios conmovedores describieron escenas de pánico y desesperación, con personas atrapadas bajo los escombros y un ambiente generalizado de caos y confusión.
Las consecuencias devastadoras del terremoto incluyeron cortes de energía que afectaron a más de 35.000 hogares en áreas circundantes al epicentro, colapsando infraestructuras clave como carreteras y servicios ferroviarios, incluido el tren bala Shinkansen.
Los equipos de rescate y bomberos se movilizaron rápidamente, pero se enfrentaron a desafíos significativos para llegar a áreas afectadas debido a las vías dañadas y obstáculos en el camino. La situación se agravó con un gran incendio en Wajima, consumiendo varias casas y obligando a evacuaciones de emergencia en medio de la oscuridad.
Las autoridades japonesas, mientras evalúan la magnitud total de los daños y posibles pérdidas humanas, han emitido advertencias sobre la posibilidad de nuevos sismos en los próximos días, manteniendo a la población en alerta.
El país ahora se enfrenta a una tarea monumental de rescate, recuperación y reconstrucción en las áreas afectadas por esta desgarradora catástrofe natural.