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    Mayaland, el atropello a más de 100 años de impulso turístico de México

    Heredero de una gran tradición hotelera en México, dueño del primer hotel en el mundo en abrir en una zona arqueológica, impulsor del desarrollo en la Riviera Maya, hombre de palabra y filántropo de corazón, Fernando Barbachano Herrero conversó con Cancuníssimo sobre el atropello que lastima el quehacer turístico y empresarial de México: el allanamiento a las instalaciones de los hoteles Mayaland y The Lodge, en Chichén Itzá, el pasado 18 de febrero, y el silencio inexplicable e inaudito de las autoridades del Gobierno de Yucatán

    Opinión

    Al empezar la entrevista, Fernando Barbachano comentó sobre un libro que leyó poco antes de la pandemia. “Me hizo pensar que duraría unos seis o siete años, pues todavía no se hablaba de las vacunas, y mucho menos en tan poco tiempo. Pensé también que, a la edad que tengo, aunado al esfuerzo que hemos hecho -a pesar de que los pasivos de Grupo Mayaland eran pequeños- eran suficiente razón para que se diera una problemática que no quería vivir en esta etapa de mi vida. Me dispuse, entonces, a vender. De las propiedades icónicas que tengo, la que seguramente se vendería era el Hotel Mayaland, porque se trata de un lugar irrepetible”.

    En menos de una semana, ya tenía un par de interesados; uno de ellos, Rodolfo Rosas Moya, a través de su corredor de bolsa, pariente de Barbachano. “Tristemente mi familiar nunca me informó de los antecedentes de esta persona. Únicamente conocía el más famoso: el de Trump, pero habría que oír a ambas partes. Con la seriedad que me caracteriza, no quise entretener a ninguna otra persona hasta no concluir la fase con la primera que se acercó con interés”.

    Fue en mayo de 2020, cuando Fernando Barbachano y Rosas Moya establecieron un contrato de promesa de compraventa en la que Rosas Moya pretendió adquirir ambos hoteles, por lo que, para garantizar la seriedad de su intención, se acordó que diera un depósito, como arras de garantía, de 6 millones de dólares; de realizarse dicho depósito, la compraventa se firmaría en diciembre de ese año, momento en el cual se le entregaría la posesión de las instalaciones de los centros de hospedaje. En el momento de firmar la compraventa, la cantidad entregada como arras de garantía, se aplicaría como parte del precio y la diferencia restante la pagaría la empresa de Rosas Moya, en los siguientes 18 meses.

    Al haber diferido los momentos para la entrega de la totalidad del depósito de garantía (más de cuatro veces), y al no poder realizar la totalidad del mismo, el día 27 de octubre de 2020, como se había pactado en el contrato de promesa de compraventa, no quedó más remedio que rescindirle el contrato y requerir el pago de la pena convencional pactada por ambas partes y que debería pagar quien incumpliera el contrato. Rodolfo Rosas Moya fue quien incumplió.

    “Se abrió una etapa de pláticas entre mi representante, Rosas Moya y su hijo, a quienes se les propuso el reconocerles la cantidad aplicada como pena convencional, como parte del precio, siempre y cuando se pagara la totalidad de lo convenido para la eventual venta de ambos hoteles, y ello porque, ante los incumplimientos anteriores, Rosas Moya había perdido toda credibilidad y por ende ya no se le podrían vender los hoteles a crédito. La propuesta no fue aceptada por Rosas”.

    En el mes de enero de 2021, Fernando Barbachano demandó a la empresa de Rosas Moya el pago de la diferencia pendiente, de la pena convencional. Rosas Moya nunca respondió a la demanda.

    Ante la imposibilidad de justificar el incumplimiento del Contrato de promesa de compraventa en el que incurrió Rosas Moya, meses más tarde, el propio Rosas Moya y su equipo “inventaron” un Juicio Ejecutivo Mercantil para con ello intentar embargar los hoteles. “También inventaron una denuncia penal en mi contra por un supuesto fraude, denuncia que interpusieron en Quintana Roo por resultar ésta sustentada en hechos inexistentes e inventados”.

    El jueves 17 de febrero pasado, en base al Juicio Ejecutivo Mercantil “inventado”, pretendieron llevar a cabo un embargo en contra de la empresa Mayaland S.A. y de Fernando Barbachano, respecto de los hoteles Mayaland y The Lodge at Chichen Itzá, que por cierto eran operados por la empresa Posada Chichen Itzá, S.A. de C.V.

    En dicha diligencia de embargo, no se dio posesión a ninguna gente propuesta por Rosas Moya. En la madrugada del viernes 18 de febrero, al no haber logrado obtener la posesión (mediante un embargo ilegal), Rosas Moya ordenó que un grupo de golpeadores, incluso armados, tomaran por la fuerza los hoteles, destruyeran las cámaras de seguridad, golpearan al equipo de vigilancia de los propios hoteles y destruyeran también sus celulares, haciéndose de la caja y de los sistemas.

    Durante esos lamentables sucesos se hicieron diversos llamados de emergencia al 911, y al propio Gobernador del Estado, sin que la policía interviniera e impidiera el terrible allanamiento.

    Aún cuando se hizo la denuncia correspondiente ante la Fiscalía General del Estado de Yucatán, hasta el día de hoy ésta no ha detenido a los delincuentes que permanecen en los hoteles, ni ha tomado las medidas necesarias para retirarlos y ponerlos a disposición del juez penal que corresponda.

    ¿Todo esto se hizo ante instituciones bancarias?

    “Es muy importante tu pregunta. Desde el principio exigí que fuera una transacción totalmente transparente, con depósitos a cuentas ciertas, fechas ciertas, de bancos que me garantizaran que el dinero fuera de procedencia lícita. Las leyes de ‘lavado de dinero’ son muy claras y no quise tener ningún problema. Todo lo que él tenía que hacer era pagar por transferencia bancaria, tal como hizo con los dos primeros pagos. Dice que yo no acepté el pago, haciendo creer que yo le estoy robando. En tal caso, pudo ir al juzgado, como cualquier ciudadano que tiene que cumplir un compromiso.

    ¿No ha sucedido nada con las autoridades?

    Sí, sucedió algo muy grave: el silencio. He publicado varias cartas, a plana completa, con explicación clara, diáfana, con fechas y datos específicos. Creo que esta es la operación contractual más publicada en la historia de Yucatán. No ha habido algún acercamiento para revisar quién tiene la razón. Todo ha sido mediático y unilateral.

    La noche del allanamiento había representadas más de 12 nacionalidades en el hotel; esto es muy serio porque es un lugar icónico del país. El hotel está -secuestrado- ¡y protegido! Los secuestradores están protegidos. Es una situación fuera de la ley, en un Estado que presume avances en economía y seguridad. El anclaje principal del Estado de Yucatán, del siglo XXI, está basado en el respeto a la ley y hoy, esta situación, es una lanza al corazón de ese elemento.

    Hay más de mil 500 hojas que hablan de las fechorías de este hombre, que ha estado en la cárcel, que ha sido prófugo de la justicia, pero el señor ¡sigue suelto!

    ¿Crees que debiste investigar mejor?

    Sí. Mea culpa, mea culpa. Con tan solo leer una de estas mil 500 páginas, le hubiera dicho a mi pariente corredor: ‘¿a quién me estás trayendo a la mesa?’ ¡Esto es absurdo! Si permitimos que gente como este señor siga haciendo las fechorías que lo han caracterizado a lo largo de estos años, y nadie hace ni dice nada, se nos irá de las manos la esencia misma de lo que se requiere para vivir en paz, progresar y gozar del imperio de la ley.

    ¿Qué sigue?

    Siempre he respetado todo lo que he firmado en mi vida. Tengo una vida honorable de cumplir con la ley, con mi palabra. Mis acciones hablan por sí solas. Soy un hombre de familia.

    La ley sigue su camino y, aunque con un gasto innecesario y un esfuerzo totalmente estéril, estoy razonablemente seguro que vamos a salir de esto totalmente victoriosos.

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