El gobierno canadiense anunció este lunes la implementación de aranceles adicionales del 100% para los vehículos eléctricos importados de China, una medida que refleja la creciente preocupación en Occidente sobre la «competencia desleal» por parte de China en el sector automotriz. Esta acción se suma al arancel previo del 6.1%, alineándose con políticas similares adoptadas por Estados Unidos y la Unión Europea.
Durante una conferencia de prensa en Halifax, el primer ministro Justin Trudeau defendió esta decisión, subrayando que «China no respeta las mismas reglas que otros países», y que los productores chinos se benefician de políticas que distorsionan el mercado global. La imposición de estos aranceles afectará no solo a automóviles, sino también a camiones, autobuses, camionetas de reparto eléctricas y algunos modelos híbridos, lo que podría impactar significativamente el comercio entre ambos países.
Además de los aranceles a los vehículos eléctricos, Canadá impondrá aranceles adicionales del 25% a las importaciones de acero y aluminio provenientes de China a partir del 15 de octubre. Trudeau enfatizó que estas decisiones están en concordancia con las acciones de otras economías globales, destacando la necesidad de proteger la industria nacional y los empleos canadienses frente a la creciente influencia china en sectores estratégicos como la energía eólica, los paneles solares y las baterías para vehículos eléctricos.
Este anuncio se da en un contexto en el que Canadá ha estado trabajando intensamente para posicionarse como un líder en movilidad eléctrica, promoviendo políticas de energías limpias y ofreciendo incentivos fiscales. Con reservas significativas de minerales raros, esenciales para la fabricación de baterías, Canadá se presenta como un actor clave en la inversión en tecnología verde.
Sin embargo, la decisión de imponer estos aranceles adicionales podría agravar las ya tensas relaciones comerciales entre Canadá y China. No obstante, refuerza el compromiso de Canadá de alinearse con sus socios internacionales para defender un comercio justo y equilibrado.
La industria automotriz global observará con atención cómo esta medida impactará el mercado de vehículos eléctricos, en un momento en que la transición hacia energías limpias es una prioridad mundial. La presión sobre los fabricantes chinos podría llevar a una reevaluación de sus estrategias de exportación, mientras que otros países podrían seguir el ejemplo de Canadá y Estados Unidos para proteger sus propias industrias.