Por más de tres meses, más de 1.3 millones de ahorradores del Consejo de Asistencia al Microemprendedor (CAME) quedaron en el limbo financiero.
Desde marzo de 2025, la sociedad financiera popular cerró sucursales, bloqueó su aplicación y dejó de reportar información a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
Sin embargo, fue hasta el 9 de junio que el organismo regulador a cargo de Jesús de la Fuente decidió intervenir formalmente a la institución, días después de que recibiera la orden de la Secretaría de Hacienda, que encabeza Edgar Amador.
El regulador bancario justificó su decisión con base en irregularidades contables y una pérdida de capital que colocó a CAME en categoría 4 del Nivel de Capitalización (NICAP), es decir, en estado de insolvencia evidente.
A pesar de ello, la actuación tardía de las autoridades genera muchas dudas sobre la eficacia del sistema de supervisión; la Ley de Ahorro y Crédito Popular establece mecanismos de supervisión continua.
Pero CAME dejó de reportar desde enero, y no fue sino hasta mayo que se notificó el procedimiento de revocación de licencia.
¿Por qué se permitió que una entidad con más de 1 mil 600 millones de pesos en captación operara sin control durante tanto tiempo?; la CNBV asegura que el sistema financiero mexicano es sólido.
Pero la solidez no se mide solo por la existencia de un Fondo de Protección de hasta 25 mil UDIS (aproximadamente 200 mil pesos) por persona, sino por la capacidad de prevenir crisis, no solo de contenerlas.
La intervención era necesaria, y sí, llega muy tarde: cientos de familias enfrentaron meses de incertidumbre, sin acceso a sus ahorros; la confianza en las sofipos, que son clave para la inclusión financiera, reibió un golpe severo.
Y lo peor de todo esto es que el fondo de protección no puede mitigar el daño económico en su totalidad, pues hay ahorradores que tenían hasta 10 millones de pesos en CAME, y tampoco repara el daño reputacional ni el desgaste emocional de los afectados.
La CNBV debe rendir cuentas no solo sobre la situación de CAME, sino sobre los mecanismos que fallaron para detectar y actuar a tiempo.