El presidente Andrés Manuel López Obrador restó importancia a la información surgida del ataque cibernético al archivo de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) por el que se revelaron graves problemas de salud del mandatario mexicano, debido a los cuales tuvo que ser trasladado de urgencia, en helicóptero, a un hospital de la capital desde su rancho en Chiapas con riesgo de infarto.
Fue el 2 de enero de este año. El presidente reconoció también problemas de riñón, gota y de tiroides que le obligan a tomar cócteles de pastillas a diario.
El hackeo del grupo Guacamaya a los correos electrónicos de los militares, revelado por el periodista Loret de Mola, se produjo “aprovechando un cambio del sistema de información del Ejército”, ha dicho López Obrador. “Son profesionales”. El presidente ha señalado que no teme por su vida. “Estoy bien atendido”.

El ciberataque confirmó las medidas internas que se manejaron en octubre de 2019, cuando se produjo el llamado Culiacanazo, cuando el Ejército liberó al hijo del Chapo, Ovidio Guzmán, luego de ser apresado, y a retirarse tras horas de balazos y despliegue de artillería pesada que sumieron a Culiacán, en un campo de guerra. El presidente siempre asumió la decisión. Además de confirmó las discrepancias entre los criterios de operación de Sedena y Marina.
«Todo es cierto y de dominio público, si acaso lo de la ambulancia a Palenque», que no se conocía. «La vida pública tiene que ser cada vez más pública», dijo López Obrador.
AMLO minimiza ciber ataque a Sedena y reconoce problemas de salud
El asunto sugiere una relación inmediata con los secretos de Estado que afectaban a numerosos países y que el activista Julian Assange reveló en los llamados papeles de Wikileaks.
Los familiares de Assange fueron invitados el pasado 16 de septiembre a participar junto a López Obrador en las fiestas patrias de México. Además, en enero, el mandatario le ofreció asilo en México. Ahora, el país se ve envuelto en un asunto similar al que originó Assange.
Con diagnóstico de angina, López Obrador fue estabilizado apenas comenzado el año y trasladado a un hospital militar, donde le recomendaron un cateterismo, operación que fue interrumpida porque se enfermó de Covid. La intervención se aplazó para el 22 de enero y se produjo, supuestamente, sin complicaciones.
López Obrador aseguró que su estado de salud se ve acentuado por las condiciones de trabajo a las que somete la condición de presidente, y la altura de Ciudad de México, no recomendada para la hipertensión. Todo ello, dijo, cambiará cuando concluya su mandato, en 2024, y se vaya a vivir al nivel del mar.
Como presidente, “a veces hay que dormir con las botas puestas. Por eso en ocasiones subo a los cerros, para hacer cardio”, dijo. López Obrador señaló, además, que estas informaciones son “politiquería” y que “la gente las rechaza” por su “falta de respeto, bajeza e invasión de la privacidad”.
El presidente no desperdició la oportunidad para atacar a periodista que ha publicado los correos de los militares, Loret de Mola, una de sus bestias negras en el mundo de la comunicación. “No tienen nada. Si estuviéramos violando derechos humanos o reprimiendo al pueblo, entonces sí habría que esconder información.
Grupo Guacamaya
El grupo Guacamaya ha operado boicoteando archivos confidenciales en otros países como Colombia, Chile, Guatemala o El Salvador. En Chile, las revelaciones forzaron la renuncia del jefe del Estado Mayor chileno, Guillermo Paiva, el pasado 24 de septiembre. Salieron a la luz 400 mil correos electrónicos con información sobre las fuerzas militares y policiales de cinco países del centro y sur de América. Guacamaya los filtró el 19 de septiembre.