La devastación de Acapulco por el huracán Otis, nos ha generado diversos sentimientos encontrados, en mi caso, ya pasado el estupor ante el desastre, me asaltaron recuerdos. Vivía en el entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México y cuando vacacionaba íbamos a las playas del Revolcadero o a la de Hornos , a ver la puesta del sol a Pie de la Cuesta, o a mirar los clavadistas en la Quebrada, y a cenar luego a La Perla. De niña aprendí a nadar entre las olas de acapulco, viví mis primeras experiencias de convivencia con el mar, al igual que miles de mexicanos que habitan en la capital del país y sus cercanías.
Es muy triste pensar en las vidas que se han perdido, en tantas familias con sus hogares destrozados, sobre todo porque en Quintana Roo ya hemos vivido huracanes y sabemos de lo que se trata, pero ellos -los acapulqueños- no estaban preparados para enfrentar al temible huracán Otis. Sin embargo, la esperanza es, que así como nosotros hemos podido sobrevivir a los huracanes, también ellos van a salir adelante con el apoyo de la gente que tiene tanto cariño y amor por ese mágico lugar.
Si desean ayudar, la recomendación es depositar a la Cruz Roja; ellos compran todo a granel y lo hacen llegar a donde se necesita; las cuentas de banco aparecen en sus redes sociales y su página web. No es recomendable donar víveres porque es probable que no sean los que se requieren o que se puedan echar a perder. Además porque todos sabemos que la Cruz Roja es confiable y abre los caminos con su ayuda humanitaria.
Seamos solidarios con Acapulco, para que se recupere del desastre y vuelva a ser el bello puerto que fue en antaño que inspiró a muchos; para muestra , aquí les dejo una estrofa de la canción que Agustín Lara le compuso a María Félix y que inicia así: Acuérdate de Acapulco, de aquellas noches María Bonita, María del alma; Acuérdate que en la playa ,con tus manitas las estrellitas, las enjuagabas.
Me despido y les invito a seguirme en Twitter @Cristinalcayaga.