Dos activistas medioambientales del grupo Just Stop Oil, que arrojaron sopa de tomate sobre el cuadro «Los girasoles» de Vincent van Gogh en la National Gallery de Londres en 2022, fueron declaradas culpables de daños este jueves por la justicia británica. Anna Holland y Phoebe Plummer, ambas de 22 años, enfrentaron el veredicto en el Tribunal de la Corona de Southwark en Londres. Su sentencia será pronunciada el 27 de septiembre.
El 14 de octubre de 2022, las dos jóvenes llevaron a cabo esta acción espectacular que solo dañó ligeramente el marco que rodea la obra de 1888, protegida por un cristal. Este acto fue parte de una campaña más amplia de Just Stop Oil, que en ese momento exigía el cese inmediato de cualquier nuevo proyecto petrolero o gasístico en el Reino Unido, una medida adoptada por el nuevo gobierno laborista. Actualmente, el grupo amplió su demanda para incluir el fin de las energías fósiles para 2030.
Durante el incidente, Holland y Plummer, vestidas con camisetas que llevaban la inscripción «Just Stop Oil», lanzaron el contenido de dos latas de sopa en conserva sobre el cuadro. Posteriormente, se pegaron a una pared y Phoebe Plummer exclamó: «¿Qué vale más, el arte o la vida?» y añadió: «¿Les preocupa más proteger un cuadro que proteger nuestro planeta y sus habitantes?».
Desde esta acción, otros activistas ecológicos han apuntado a otras obras de arte de renombre internacional. Un ejemplo notable fue el ataque a la Mona Lisa en el museo del Louvre en París, cuya vitrina blindada fue rociada con sopa.
Este tipo de acciones han generado un debate significativo sobre los métodos utilizados por los activistas para llamar la atención sobre la crisis climática. Si bien algunos apoyan la causa y ven estos actos como una forma efectiva de generar conciencia, otros critican los daños a obras de arte invaluables, argumentando que tales tácticas son contraproducentes y desvían la atención del verdadero problema: la urgente necesidad de abordar el cambio climático.
La sentencia de Holland y Plummer en septiembre será observada de cerca, ya que podría sentar un precedente importante para futuras acciones de protesta similares y el tratamiento legal de los activistas medioambientales en el Reino Unido.