Un filósofo en la arena, el fin de una pasión

Con una duración: de una hora y 40 minutos, y para mayores de 18 años, este interesante documental, en nuestra más elemental percepción, habla de tauromaquia y sus implicaciones en la cultura y la filosofía; sin embargo, con una visión más fina y aguda, comprendemos que se trata de un valioso discurso ambientalista, humanista y animalista, entendiendo al animalismo como el respeto a la naturaleza de cada animal.

El reconocido filósofo francés Francis Wolff (especialista en filosofía antigua, particularmente en Sócrates, Platón y Aristóteles), de la mano de varios personajes con sus propias perspectivas, se plantea conceptos universales simbolizados a través de la tauromaquia, sus ritos y sus valores.

Los directores

Aarón Fernández y Jesús Muñoz son los valientes directores mexicanos que arriesgaron tiempo, dinero e ilusiones en este documental.

Todo inició por el impacto que causó en ellos la obra de Francis Wolff: ‘Filosofía de las corridas de toros’. Les resultó paradójico dedicar un libro de filosofía a una manifestación tan terrenal y polémica.

“Sin ser taurinos, consideramos que la fiesta brava encierra en toda su diversidad cultural, significados muy interesantes, que no sólo le han dado identidad a toda una región del planeta, sino que además, pueden ser un espejo de lo que somos. Nos cuestionamos lo que representa una corrida, desde un punto de vista antropológico”.

La magia del documental radica en hacer de conceptos tan intangibles como la filosofía, la vida, la muerte y el humanismo, algo accesible a todo el mundo.

“¿No es cierto que actualmente ocultamos la muerte como si fuera una verdad vergonzosa?”, Francis Wolff.

Las reflexiones fluyen a manera de viaje en tres países: Francia, España y México, donde se intercalan entrevistas a personajes de prestigio internacional, de la talla de Mario Vargas Llosa o el Dr. Juan Ramón de la Fuente -entre otros- que hablan de arte, de muerte, de vida, de ética y de estética.

Punto importante es la confrontación de imágenes que hablan por sí solas, así vemos cómo viven en libertad toros bravos, vacas y sus crías, en una maravillosa reserva ecológica donde, gracias a su crianza, se preservan otras especies. Y en contrapunto, la deprimente realidad de la ‘vida’ de los animales destinados al consumo humano, que tras una existencia indigna, su único aliciente es esperar el día de su muerte. Hay secuencias del final de estos animales, escenas que de tan cuidadas, no llegan a plasmar la triste realidad que se vive en los rastros.

Se hace énfasis en el mal de nuestros días: la humanización de los animales y la animalización de los humanos; una invitación a replantear prioridades y jerarquizar valores, de ahí la importancia de que el documental sea visto por todo tipo de público.

“Nuestras sociedades productivas prefieren la muerte en los mataderos, mecanizada e industrial. Muerte fría y oculta. En ese mundo de violencia aséptica yo no quiero vivir”. Francis Wolff.