Hugo Aguilar Ortiz, electo como nuevo presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), quiere transformar el sistema judicial desde sus raíces. Nacido en Guadalupe Victoria, Oaxaca, el abogado mixteco suma más de 30 años de lucha por los derechos indígenas, la justicia social y el derecho constitucional.
El pasado 1 de junio, más de 6 millones de votos lo llevaron a la presidencia de la Corte. Desde entonces, enfrenta críticas que, asegura, tienen un fondo racista y clasista. “Me descalifican por ser indígena”, afirma.
Aguilar no es ajeno al activismo. Como integrante de Servicios del Pueblo Mixe (SERmixe), ayudó a comunidades afectadas por desastres y abusos del Estado. En 2000, sin cobrar un peso, defendió a autoridades zapotecas despojadas por agentes federales. También asesoró técnicamente al EZLN en la redacción de su propuesta constitucional.
Con estudios en la UABJO y una maestría en Derecho Constitucional, sostiene que su llegada a la SCJN no es improvisada. “No vengo a ensayar, vengo a cumplir una misión”, asegura. Para él, el sistema actual está alejado del pueblo y urge una nueva visión de justicia.
En 2016, renunció como subsecretario en Oaxaca tras la represión en Nochixtlán, donde murieron ocho personas. Su trayectoria lo define: solidaridad, firmeza y compromiso con las comunidades.
Sobre su futuro en la Corte, anuncia que propondrá una toga con identidad cultural, que represente la pluriculturalidad de México, en vez del atuendo tradicional. “No rompo con la solemnidad, la enriquezco”, subraya.
Aguilar será el segundo indígena en presidir la SCJN, y algunos lo comparan con Benito Juárez. Él responde: “Guardaré las proporciones, pero sí, tengo una misión histórica que cumplir”.
