Por segundo día consecutivo, manifestantes tomaron las calles de Los Ángeles para protestar contra los operativos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Las redadas, realizadas en zonas con alta presencia de migrantes, desataron la indignación de cientos de personas.
El viernes comenzaron las protestas. Ese día, autoridades federales ejecutaron al menos tres redadas en distintos puntos. La respuesta fue inmediata. Cientos de manifestantes salieron a las calles, y los enfrentamientos no tardaron en escalar.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) informó que unas mil personas rodearon un edificio federal. Acusaron a los manifestantes de pinchar neumáticos, pintar edificios y agredir a agentes federales.
Ayer, en la zona de Paramount, al sureste de la ciudad, los choques se intensificaron. La policía usó gas lacrimógeno y balas de goma para dispersar a la multitud. Aunque hubo tensión, no se reportaron nuevas detenciones ese día.
En total, casi 50 migrantes fueron detenidos en los operativos del ICE. El cónsul de México en Los Ángeles, Carlos González Gutiérrez, señaló que probablemente la mayoría sean ciudadanos mexicanos.
La Secretaría de Relaciones Exteriores de México expresó su preocupación y pidió que se respete el debido proceso migratorio.
Ante la creciente tensión, el presidente Donald Trump ordenó el despliegue de 2,000 soldados de la Guardia Nacional. A través de su red Truth Social, criticó al gobernador Gavin Newsom y a la alcaldesa Karen Bass por “no hacer su trabajo”.
La Casa Blanca justificó la medida. Según su portavoz Karoline Leavitt, el despliegue busca “controlar la anarquía” provocada por la supuesta inacción de las autoridades locales. La decisión de Trump marca una nueva escalada en el conflicto migratorio, justo cuando el debate sobre las políticas fronterizas vuelve a encenderse en Estados Unidos.