La relación entre el presidente Donald Trump y el magnate Elon Musk se fracturó por completo este jueves tras un inesperado golpe en redes sociales. Lo que comenzó como un desacuerdo político terminó convirtiéndose en una batalla personal con acusaciones de alto calibre que sacudieron Washington.
La bomba: Epstein entra en escena
El punto de quiebre ocurrió cuando Musk, desde su cuenta en X, escribió:
“Es hora de lanzar la bomba: @realDonaldTrump aparece en los archivos Epstein. Esa es la verdadera razón por la que no se han hecho públicos. ¡Que tengas un buen día, DJT!”
La declaración dejó sin aliento a asesores de ambos lados que, hasta ese momento, buscaban mediar discretamente para que el conflicto no escalara. Según fuentes cercanas a las conversaciones, este mensaje fue visto como una línea que no se puede cruzar.
Musk no ofreció pruebas de su afirmación ni explicó cómo habría accedido a documentos relacionados con Jeffrey Epstein, el financiero caído en desgracia hallado muerto en prisión en 2019 mientras enfrentaba cargos federales por tráfico sexual.
Del debate político al drama personal
Hasta hace pocos días, Trump y Musk sostenían diferencias en torno al proyecto de ley de la administración que busca impulsar una nueva agenda económica. Musk, quien recientemente terminó una breve colaboración con el gobierno como asesor especial, ha criticado duramente el paquete legislativo, argumentando que deja fuera políticas clave que él respaldaba.
Sin embargo, tras la acusación sobre Epstein, la discusión se alejó de la política y se convirtió en algo personal. Funcionarios del Ala Oeste describieron la situación como “un divorcio anunciado”, que ahora se consumaba ante millones de testigos en redes sociales.
Reacciones inmediatas y amenazas cruzadas
La Casa Blanca, a través de su secretaria de prensa Karoline Leavitt, intentó restar importancia a las palabras de Musk, llamándolas un “episodio desafortunado”. Recalcó que el presidente sigue centrado en aprobar su histórica legislación.
Trump, por su parte, respondió desde Truth Social sugiriendo posibles represalias comerciales contra Musk, incluyendo la cancelación de contratos gubernamentales con SpaceX.
“No me importa que Elon se vuelva contra mí, pero debería haberlo hecho hace meses”, publicó el presidente.
Musk contraatacó: pidió el juicio político de Trump, amenazó con desmantelar la nave espacial Dragon de SpaceX —clave para las misiones con la NASA— y advirtió que las políticas arancelarias de Trump podrían llevar al país a una recesión este mismo año.
¿Una tregua a la vista?
Más tarde, el empresario tecnológico pareció moderar su tono. En respuesta a un usuario que le pidió “tomarse un respiro”, Musk accedió y anunció que no desmantelaría la Dragon, al menos por ahora.
El multimillonario Bill Ackman también intentó mediar en redes sociales, pidiendo unidad:
“Apoyo a @realDonaldTrump y a @elonmusk y deberían hacer las paces por el bien de nuestro gran país. Somos mucho más fuertes juntos que separados.”
Musk respondió con un escueto: “No te equivocas”.
Un conflicto que deja huella
La pelea entre dos de las figuras más influyentes del mundo —uno en la política y otro en la tecnología— marca un punto de inflexión. Las acusaciones, aún sin fundamento, sobre una posible conexión con los archivos Epstein abren una nueva fase de enfrentamiento que podría tener consecuencias tanto legales como políticas.
Por ahora, la tregua parece lejana. La implosión entre Trump y Musk no solo deja una brecha entre dos egos gigantescos, sino que arrastra consigo a aliados, inversores, legisladores y al futuro de la agenda presidencial.