Vivimos en una sociedad que premia la velocidad, la eficiencia y la capacidad de estar en mil cosas a la vez. El llamado multitasking, o multitarea, se ha convertido en un ideal moderno. Muchos se sienten orgullosos de responder correos mientras atienden una reunión virtual, toman notas y revisan redes sociales. Sin embargo, esta práctica, lejos de ser una habilidad admirable, está basada en uno de los mitos más persistentes de la vida contemporánea.
El origen del mito
El concepto de multitarea proviene del mundo de la informática. Originalmente se usaba para describir la capacidad de una computadora para ejecutar varios procesos al mismo tiempo. Pero trasladar esta idea al cerebro humano fue un error. A diferencia de las máquinas, nuestro cerebro no puede procesar múltiples tareas cognitivas complejas a la vez. Lo que realmente hacemos es cambiar rápidamente de una tarea a otra.
Lo que dice la ciencia
Numerosos estudios en neurociencia y psicología han demostrado que el cerebro humano no es eficiente cuando se trata de realizar varias tareas que requieren atención. En lugar de hacerlas simultáneamente, lo que hace es alternarlas. Este cambio constante tiene un costo: se pierde tiempo, se cometen más errores y se reduce la calidad del trabajo.
Según un estudio de la Universidad de Stanford, las personas que creen ser buenas en multitasking tienen peor desempeño que aquellas que hacen una sola cosa a la vez. El cerebro necesita tiempo para volver a concentrarse cada vez que se cambia de tarea, un fenómeno conocido como “costo de cambio”.
Multitasking y salud mental
Además de ser ineficiente, el multitasking tiene efectos negativos en la salud mental. Genera una sensación constante de urgencia, ansiedad e insatisfacción. A largo plazo, puede afectar la memoria, la concentración y aumentar los niveles de estrés.
Esto se agrava cuando las tareas incluyen el uso de dispositivos digitales. Las notificaciones, los mensajes y la necesidad de estar “conectado” en todo momento fragmentan aún más la atención. Este estado de distracción constante se conoce como atención parcial continua, y es uno de los principales problemas de la vida digital actual.
La alternativa: monotarea y enfoque profundo
Frente al mito del multitasking, la alternativa es la monotarea. Hacer una cosa a la vez, con atención plena y sin interrupciones, permite una mayor productividad, mejor calidad en los resultados y menor desgaste mental.
Un concepto relacionado es el deep work (trabajo profundo), popularizado por Cal Newport, que consiste en trabajar con máxima concentración durante bloques de tiempo sin distracciones. Esta práctica mejora el aprendizaje, la creatividad y el rendimiento.
Lejos de lo que muchos creen, hacer varias cosas a la vez no es un superpoder, sino un obstáculo. El multitasking no es sinónimo de eficiencia, sino de dispersión. Desmontar este mito es clave para recuperar la atención, mejorar la calidad del trabajo y cuidar nuestra salud mental. En un mundo saturado de estímulos, enfocarse en una sola cosa puede ser el acto más revolucionario.