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    OpiniónVoluntad Anticipada, el Derecho a una Muerte Digna: Cristina Alcayaga

    Voluntad Anticipada, el Derecho a una Muerte Digna: Cristina Alcayaga

    Opinión

    Cuando una persona lamentablemente enfrenta una enfermedad terminal en sus últimas etapas, se presenta la disyuntiva para el paciente y su familia; entre prolongarle la vida mediante los recursos médicos y tecnológicos posibles, o permitirle morir de forma natural, suministrándole los cuidados paliativos para mitigar el dolor y el sufrimiento que pudiera ocasionarle el inevitable avance de su padecimiento.

    Como solución a este dilema¸ varios países incluido México, han adoptado la figura jurídica de la “Voluntad Anticipada” por la cual, la persona toma la decisión de ser sometida o no a medios, tratamientos, o procedimientos, para prolongar su vida cuando se encuentra en etapa terminal y por razones médicas, es imposible mantenerla viva de forma natural. Esto se hace mediante un documento por escrito que puede ser ante Notario Público en cualquier momento de su vida, o en un formato, que obtienen al ingresar a un hospital público o privado . Así lo establece la Ley de Voluntad Anticipada para el Distrito Federal, hoy Ciudad de México; primera entidad en implementarla en el año 2008. En total son 15 las entidades que cuentan ya con una Ley de Voluntad Anticipada; pero otros 17 estados todavía no la tienen; entre ellas nuestro Estado, Quintana Roo.

    En el debate legislativo, algunas veces confunden la Voluntad Anticipada, con la Eutanasia o el Suicidio Asistido; que consisten en provocar o ayudar a adelantar la muerte de una persona, sin embargo, eso no está permitido en México. En cambio, la Voluntad Anticipada, se basa en la “Ortotanasia”, qué se refiere a los “Cuidados Paliativos” que deben proporcionar quienes curan y cuidan a los enfermos terminales, sin prolongarles la vida artificialmente. Estos incluyen atención psicológica, tanatológica y otros que también son para las familias.

    La Comisión Nacional de Bioética, dependiente de la Secretaría de Salud, estableció que el centro de la discusión dejó de ser la eutanasia y que hoy se centra en la “Muerte con Dignidad”; un concepto ético que antepone a todo, la voluntad de la persona, los derechos humanos, y la dignidad humana; pone un límite a la “obstinación terapéutica” que deriva en tratamientos médicos desproporcionados e inútiles, y desde luego, trata de evitar dolor y sufrimiento a la persona.

    El poder legislativo tiene a su alcance suficientes elementos para entrar a una discusión bien informada sobre adoptar la Voluntad Anticipada en Quintana Roo. Para muchos, enfrentar el tema de la muerte, está cargado de emociones y prejuicios de dimensión social y cultural, pero no entrar a esa discusión, es negar a las personas el ejercicio de sus más elementales derechos humanos.

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