En los últimos años, Victoria’s Secret, conocida como la marca de lencería más famosa a nivel mundial, ha experimentado una profunda metamorfosis. En medio de controversias, críticas y una disminución en su audiencia, la empresa ha optado por un nuevo enfoque centrado en la diversidad, la inclusión y el empoderamiento de las mujeres.
Una de las innovaciones más destacadas es la creación de VS Collective, un grupo formado por siete mujeres que encarnan los nuevos valores de la marca. Entre las integrantes se cuentan la actriz Priyanka Chopra, la futbolista Megan Rapinoe, la modelo trans Valentina Sampaio, la activista Amanda de Cadenet, la esquiadora Eileen Gu, la modelo plus size Paloma Elsesser y la empresaria Adut Akech. Estas mujeres no solo serán las nuevas caras de Victoria’s Secret, sino que también participarán activamente en el desarrollo de productos, campañas y contenido para la marca. Además, colaborarán con The VS Global Fund for Women’s Cancers, una iniciativa que busca financiar proyectos de investigación y apoyo para mujeres afectadas por el cáncer.
Otra novedad es el retorno del famoso desfile de moda de Victoria’s Secret, aunque con un formato completamente diferente. En lugar del espectáculo televisado con modelos esculturales y alas de ángel al que estábamos acostumbrados, la marca ha optado por un largometraje documental titulado «The Tour ’23», que se estrenó en Prime Video. Este documental presenta cuatro colecciones de diseñadores y artistas independientes con sede en Lagos, Bogotá, Londres y Tokio. Cada presentación tiene lugar en una espaciosa villa de Barcelona, y la presentadora Gigi Hadid guía a los espectadores a través de los segmentos. Entre las modelos que participan se encuentran Naomi Campbell, Adriana Lima, Winnie Harlow, Hailey Bieber y Lila Moss.
Con estas iniciativas, Victoria’s Secret busca recobrar su relevancia en el mercado de la lencería y adaptarse a los cambios en la sociedad. Sin embargo, no todos están convencidos de que esta transformación sea suficiente o sincera. Algunos críticos argumentan que la marca aún perpetúa estándares de belleza inalcanzables y que su diversidad es simplemente una estrategia comercial.