Hasta la noche del lunes, el Ministerio de Defensa ruso se ha mantenido en silencio en respuesta a los informes del Ejército ucraniano sobre el derribo de un avión de reconocimiento ruso A-50 sobre el Mar de Azov y los daños causados a una nave del tipo Il-22M. El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas ucranianas y el comandante de la aviación confirmaron la veracidad de la información el mismo día.
Significado del A-50
Si los informes son corroborados por fuentes adicionales, este incidente marcaría la primera vez en la historia que las fuerzas ucranianas logran derribar un A-50. Estos aviones, desarrollados a finales de la década de 1970 en la Unión Soviética sobre la base del avión de transporte Il-76, desempeñan un papel crucial en misiones de reconocimiento a larga distancia. En los países de la OTAN, estas aeronaves son conocidas como Awacs. Rusia se estima que posee alrededor de una docena de A-50 operativos, con modelos modernizados entregados desde 2011, siendo el más reciente recibido en septiembre de 2023.
Los aviones Il-22M, por su parte, son utilizados como centrales de comando, lo que subraya la importancia estratégica del ataque ucraniano.
Posibles medios de ataque
Aunque las Fuerzas Armadas ucranianas no han revelado los detalles sobre el ataque a las naves rusas, algunos expertos, como Valery Romanenko de la Universidad de Aeronavegación ucraniana, sugieren la posibilidad de que se hayan utilizado sistemas de defensa antiaérea Patriot de origen estadounidense. Estos sistemas, con un alcance de hasta 160 kilómetros, podrían haber sido desplegados cerca del frente en el Mar de Azov.
Este escenario plantea preguntas sobre la presencia de costosos sistemas Patriot en áreas de combate, ya que hasta ahora, estos han sido utilizados principalmente para la protección de grandes ciudades. El historiador militar austriaco Markus Reisner especula que el A-50 pudo haber sido atacado con una combinación de Patriots y otros sistemas, tanto desde tierra como desde el aire.
Implicaciones y cambios en el frente
Los expertos sugieren que este ataque ucraniano tendrá consecuencias significativas. Markus Reisner argumenta que Rusia no podrá pasar por alto este incidente y que podría llevar a una reducción en el empleo de aviones similares en futuras operaciones. Valery Romanenko prevé que las Fuerzas Armadas rusas se vean obligadas a replegar sus aviones de reconocimiento a una distancia de aproximadamente 100 kilómetros detrás del frente. Esto, según Romanenko, proporcionaría ventajas tácticas a Ucrania en ciertas áreas, facilitando sus ataques contra regiones ocupadas.
El éxito ucraniano, según Reisner, no solo tiene implicaciones en el campo de batalla sino también en el ámbito mediático, destacando la capacidad de Ucrania para utilizar eficazmente sus recursos limitados. Este logro podría fortalecer el respaldo de Occidente hacia Ucrania, especialmente en medio de otras crisis globales.