Este domingo, Turkish Airlines ha anunciado la inmovilización de los cinco aviones Boeing 737 MAX 9 de su flota con el fin de someterlos a una rigurosa inspección. Esta medida se lleva a cabo después de que una aeronave de Alaska Airlines, del mismo modelo, se viera obligada a efectuar un aterrizaje de emergencia debido a la pérdida de una ventanilla durante su vuelo.
El incidente, registrado el viernes pasado en un vuelo de Alaska Airlines que partió desde Portland en la costa oeste de Estados Unidos, causó la explosión de una ventanilla en pleno vuelo, resultando en la pérdida de presión en la cabina. Como consecuencia, la Administración Federal de Aviación (FAA) de EE. UU. emitió el sábado una orden de revisión para aproximadamente 171 aeronaves de este modelo en todo el mundo.
«En respuesta al incidente del Boeing 737 MAX 9 operado por Alaska Airlines, hemos decidido someter a revisión cinco aviones Boeing 737 MAX 9 de nuestra flota como una medida de seguridad prioritaria», señaló Turkish Airlines en un comunicado oficial.
Con el propósito de garantizar la seguridad, Alaska Airlines y United Airlines, poseedoras de las mayores flotas de 737 MAX 9, también han inmovilizado sus aviones para llevar a cabo exhaustivas revisiones, lo que ha conllevado la cancelación de numerosos vuelos.
Además, tanto Aeromexico como la aerolínea panameña Copa han anunciado la suspensión temporal de operaciones de las aeronaves afectadas por la orden emitida por la FAA.
Inmovilización temporal
La FAA estadounidense ordenó el sábado la «inmovilización temporal» de ciertos Boeing 737 MAX 9 operados por aerolíneas de ese país. Según información proporcionada por Boeing a la AFP, se estima que hasta la fecha se han entregado alrededor de 218 aviones 737 MAX 9 en todo el mundo.
Estos aviones Boeing 737 MAX ya habían sido objeto de una prohibición global tras dos accidentes fatales del modelo MAX 8 en 2018 y 2019, donde perdieron la vida 346 personas en total.
El primer incidente tuvo lugar el 20 de octubre de 2018, cuando un Boeing 737 MAX 8 de la aerolínea de bajo coste Lion Air de Indonesia se estrelló en el mar de Java, ocasionando la muerte de 189 personas. La caja negra reveló fallos en el sistema automático. El segundo accidente ocurrió el 10 de marzo de 2019, cuando otro Boeing 737 MAX, operado por Ethiopian Airlines, se estrelló, cobrándose la vida de 157 personas.
En un informe del Congreso de EE. UU. en 2020, se sugirió que estos accidentes fueron resultado, al menos en parte, de la falta de disposición del fabricante de compartir detalles técnicos, señalando una «cultura de encubrimiento» en la compañía. El informe también criticó al sistema regulador de la FAA, concluyendo que hubo fallas tanto en el diseño y desarrollo de Boeing como en la supervisión y certificación por parte de la FAA.
La prioridad ahora radica en la inspección exhaustiva de estas aeronaves para asegurar su seguridad y restablecer la confianza en la operatividad de los Boeing 737 MAX 9, priorizando la integridad y la protección de los pasajeros ante todo.