El Gobernador Samuel García Sepúlveda hizo público un documento enviado por los integrantes del PRIAN, en el cual le proponían cederle la Presidencia de la República a cambio de permitirles el control del gobierno de Nuevo León. Ante esto, respondió enfáticamente: «Absolutamente no, se apropian de todo», mientras detallaba las solicitudes específicas de recursos financieros, cargos de alta jerarquía en el gobierno estatal, exención de impuestos y el control de la Fiscalía General de Justicia del Estado para Adrián de la Garza Santos.
Durante su discurso en el municipio de Escobedo, liderado por el alcalde morenista, Andrés Mijes Llovera, García hizo un recuento de las numerosas obras que no se llevaron a cabo en cuatro décadas bajo los gobiernos del PRIAN y que él ha logrado concretar en tan solo dos años. Reveló una conversación con Javier Navarro Velasco, Secretario General de Gobierno, quien insinuó ofrecerle un nombramiento interino, lo que levantó sospechas en García, quien comentó que los integrantes del PRIAN eran evasivos y no cumplían sus promesas.
El gobernador destacó que la carta contenía once puntos de solicitud, algunos de los cuales fueron mencionados por él. Entre estos puntos se incluían la solicitud de una suma de dos mil 500 millones de pesos, la petición de anular las investigaciones penales en contra de diversos personajes políticos, exigiendo que desistiera de las acusaciones presentadas en la Fiscalía General de la República debido a presuntas irregularidades y corrupción.
Resaltó el intento de eximirles del pago de impuestos durante los siguientes cinco años, lo cual consideró inaceptable, ya que implicaba otorgarles una especie de inmunidad fiscal a pesar de sus acciones irregulares. Además, rechazó la propuesta de designar a Adrián De la Garza Santos como Fiscal General del Estado por nueve años y a otro individuo como Auditor Superior del Estado durante el mismo periodo, aludiendo a la impunidad, corrupción y enriquecimiento ilícito de estos personajes.
Finalmente, García calificó al PRI y al PAN de Nuevo León como entidades políticas de baja calidad moral y ética, describiéndolos como lo más despreciable que ha presenciado en su vida.