El monitoreo de la llegada de sargazo realizado por la Secretaría de Marina Armada de México (Semar) ha confirmado que se esperan niveles aún más bajos de acumulación de esta alga en las próximas semanas en la costa del Caribe.
De acuerdo con las predicciones elaboradas por el Instituto Oceanográfico del Golfo y Mar Caribe, la tendencia es a la baja debido a que hasta el momento solo se han detectado cuatro acumulaciones de sargazo (tres de 10 toneladas y una de 12 toneladas) en el centro de la costa de Quintana Roo.
Estos datos refuerzan las previsiones de una temporada con una baja llegada de macroalga, ya que en menos de un mes se ha pasado de la categoría de alerta 4, que indica un nivel «moderado», a la categoría 2, que significa «muy bajo».
Comparando el último informe de la Semar con el que se elaboró hace un mes, en agosto se habían detectado 10 acumulaciones de sargazo con cantidades previstas de hasta 20 toneladas, desde el extremo sur de la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an hasta Cancún. Ahora, solo se han identificado cuatro acumulaciones, todas ubicadas frente a dicha área natural protegida.
Esto significa que las principales playas de destinos turísticos como Cancún y la Riviera Maya están libres de sargazo. Además, localidades como Cozumel, Isla Mujeres y Puerto Morelos, que solían verse afectadas por la llegada de sargazo en esta época del año en los últimos ocho años, también han experimentado una disminución significativa en la acumulación de algas.
En este contexto, la Semar señala que el nivel de alerta para la Región del Caribe Mexicano se encuentra en la categoría «2», que indica un nivel «muy bajo» de presencia de sargazo en el área.
Según las cifras oficiales, hasta el momento se han recolectado 112,363 toneladas de sargazo en 2023, en comparación con las 287,405 toneladas recolectadas en toda la costa del Caribe en Quintana Roo durante 2022. Esto representa una drástica disminución del 60% en la cantidad de sargazo que ha llegado a la región en 2023 en comparación con el año pasado, y marca una importante reducción en comparación con los últimos cinco años.
Estos cambios se reflejan en la ausencia de algas en las playas y en la recuperación de la tonalidad azul turquesa del agua del mar, que durante años estuvo oscurecida debido a la presencia de sargazo.