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    Arte y Cultura¿Qué es el pan de muerto y dónde surgió la tradición?

    ¿Qué es el pan de muerto y dónde surgió la tradición?

    Cuando se acerca el 2 de noviembre, en las panaderías de México comienza a percibirse un aroma muy característico: El pan de muerto

    Opinión

    Cuando se acerca el 2 de noviembre, en las panaderías de varias regiones de México comienza a percibirse un aroma muy característico.

    La fecha marca el Día de Muertos, una celebración familiar dedicada a los seres queridos que han dejado de existir físicamente y que se remonta a la época prehispánica.

    Parte central de la tradición es montar una ofrenda con comida, incluido el pan de muerto: un bizcocho dulce cuya forma varía dependiendo de cada región, pero la más extendida es la de unos huesos.

    «El pan de muerto es uno de los productos más tradicionales de la panadería mexicana (…) es parte de nuestra cultura. Nadie celebra la muerta como nosotros (los mexicanos) en el mundo y es algo con lo que crecimos», explica el chef Carlos Ramírez en el portal de divulgación cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

    «Es un pan redondo que tiene en la parte superior ‘huesitos’, que son una preparación más dura de la misma masa. Se adiciona un poco más de harina y se hace con los dedos de esa forma de ‘huesito’. Y la bolita de la parte de arriba representa un ‘cráneo'», señala.

    Si bien es un pan característico de los altares y ofrendas que se preparan para la celebración del Día de Muertos, desde semanas antes (a veces hasta meses) se puede encontrar en las panaderías como preámbulo de la festividad.

    ¿Qué es el pan de muerto y dónde surgió la tradición?

    Si hablamos de su origen, hay que viajar en el tiempo, unos cinco siglos atrás.

    La referencia más antigua que se conoce procede de las crónicas de los conquistadores españoles.

    Los pueblos prehispánicos preparaban panes de diversas formas, pero para la celebración dedicada a los muertos había uno hecho a base de pan tostado de amaranto y maíz seco llamado papalotlaxcalli, un vocablo náhuatl que significa «pan de mariposa».

    Al igual que el pan de muerto de la actualidad, el del mundo antiguo pretendía tener una forma de huesos, según cuentan las crónicas de los frailes Diego de Durán y Bernardino de Sahagún.

    En la ofrenda al dios Huitzilopochtli, la gente «no comían otra cosa que no fuera tzoalli con miel», contaba Diego de Durán en su interpretación de lo visto.

    Se hacía «un gran ídolo a imagen del Dios, lo adornaban y vestían» y elaboraban huesos grandes que depositaban a los pies del ídolo. Lo repartían una vez terminada la celebración y lo comían.

    Esto último es parte de la tradición hasta la actualidad: montar un altar, con una ofrenda para el difunto el 2 de noviembre, Día de Muertos, y luego repartir los alimentos ofrecidos.

    El papalotlaxcalli o pan de mariposa en realidad tenía forma más similar a una tortilla, era más plano que redondo. El que más se asemeja al consumido en el centro del país, más redondo, sería el huitlatamalli, que era una especie de tamal.

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