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    Preocupación por el incremento de la violencia en los controles aduaneros

    Opinión

    La rivalidad entre los carteles por el control de las aduanas en el país ha alcanzado niveles alarmantes, resultando en amenazas y asesinatos de los funcionarios responsables de supervisar el flujo de mercancías.

    Agentes aduanales y autoridades locales han brindado testimonios reveladores sobre las presiones y acosos ejercidos por los criminales con el fin de dominar el tráfico de drogas, contrabando y combustible.

    El pasado fin de semana, Sergio Emmanuel Martínez Covarrubias, subadministrador de Operación Aduanera en Manzanillo, fue secuestrado y posteriormente encontrado muerto. Martínez Covarrubias apenas había asumido su cargo hace 15 días, tras la sustitución de los mandos de la Marina por civiles.

    La alcaldesa de Manzanillo, Griselda Martínez, miembro de Morena, ha señalado que desde 2021 solicitó al entonces titular de la Agencia Nacional de Aduanas, Horacio Duarte, que solo personal de la Marina se encargara de los controles aduaneros, debido al riesgo que representa la disputa entre los carteles.

    En 2019, la alcaldesa fue víctima de un atentado y tuvo que ser resguardada dentro de la aduana durante varias semanas.

    Desde octubre, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha atribuido el aumento de la violencia en Colima a la rivalidad existente entre los grupos delictivos por el control de la aduana.

    Tras el asesinato del jefe aduanal, AMLO reconoció que la rivalidad entre los carteles por el control continúa. «Fue debido a las medidas que se están tomando y por eso lo asesinaron», afirmó.

    Otro estado afectado es Tamaulipas, donde se encuentran las aduanas de Matamoros, Nuevo Laredo, Reynosa, Miguel Alemán y Díaz Ordaz.

    Fuentes navales han informado que el crimen organizado ha estado introduciendo cocaína mezclada con harina o carbón en estas aduanas.

    «El robo de combustible (huachicol) se lleva a cabo en los patios de carga de las pipas de Pemex o mediante el ordeño de los ductos de la refinería a Cadereyta. Además, hay tráfico de precursores químicos para estupefacientes que llegan al puerto de Altamira, junto con el tráfico de productos chinos, como ropa y productos electrónicos», señaló un miembro de la Marina.

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