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    “Mis hijos no tienen nada que ver”. El caso Bobby: Carlos Loret de Mola

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    Primer Acto. “Mis hijos no tienen nada que ver”. La frase es de la mañanera del 4 de mayo del 2023. Pero pudo haber sido cualquiera de las muchas veces en las que el presidente López Obrador dijo durante su sexenio que sus hijos no tenían nada que ver con el gobierno. Frente a las noticias de cómo eran emisarios de su papá con políticos y empresarios, ante la evidencia de los amigos a los que metían al gabinete como altos funcionarios, mientras se acumulaban evidencias de los cuates a los que beneficiaban con contratos por todos lados y la riqueza de la que disfrutaban los tres hermanos mayores López Beltrán, el presidente no se salía de su respuesta automática: mis hijos no tienen nada que ver en el gobierno. 

    Segundo Acto. Pero el 5 de julio de este 2024 cambió la narrativa. Resulta que sus hijos sí tenían que ver en el gobierno. En su conferencia matutina de ese día el presidente declaró que su hijo Gonzalo, a quien le dicen Bobby, “ha ayudado como honorífico en el (Corredor) Interoceánico, pero no cobra”. Agregó que Bobby era una especie de representante personal del presidente que le ayudaba “a ver el avance de las obras, del tendido de las vías, lo de los trenes, la construcción del rompeolas en Salina Cruz, con los marinos”. El Corredor Interoceánico tiene un presupuesto superior a los 17 mil millones de pesos para este 2024.

    Tercer acto. ¿Qué papel ha jugado Bobby López Beltrán en el gobierno de su papá? Basta preguntarle a su íntimo amigo, Amílcar Olán, joven tabasqueño que en este sexenio pasó de ser un empresario local de tamaño medio a un contratista nacional multimillonario. En las múltiples grabaciones de conversaciones telefónicas de Amílcar Olán presentadas por Latinus, queda claro el papel que juega Bobby López Beltrán: “Bobby es el que me metió en este desmadre… él va a estar supervisando (el Corredor Interoceánico), lo mandó el papá a ver eso… todo lo que tenga que ver (con las) vías”, explica Olán en una llamada telefónica. “Bobby me dijo que nos van a dar un frente en unas minas allá por Oaxaca (para) que nosotros las explotemos, o sea que yo” le cuenta en otra llamada a su hermano. Amílcar confiesa cómo se mueve como pez en el agua con funcionarios y hasta mandos del Ejército y la Marina, gracias a que es recomendado de Bobby y tiene el aval del presidente López Obrador para hacerlo. El tráfico de influencias de Bobby no se limita al corredor interoceánico. En otra conversación telefónica escuchamos a Amílcar Olán confesar con lujo de detalles cómo Bobby lo metió en el negocio del Tren Maya. Fueron miles de millones de pesos de contratos para el almacenamiento, los fletes -sobre todo- y la entrega del balasto que se utilizó en dicha obra. Fueron los proveedores estrella: “Bobby me dijo: tu produce 500 mil metros cúbicos y yo te voy a decir a donde se van a mandar”, explica Amílcar Olán sobre las instrucciones que Bobby le daba sobre el balasto. Platica cómo logró colocar piedra de baja calidad gracias a que sobornó a mandos militares. Y con humor negro, bromea con la posibilidad de que por eso se descarrile el tren.

    ¿Los hijos no tienen nada que ver en el gobierno? Basta recurrir a una frase emblemática de las conversaciones de Amílcar Olán: “la red de corrupción… ¡es que esa madre es lo de nosotros!”.

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