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    OpiniónMigración: Armina Wolpert

    Migración: Armina Wolpert

    Opinión

    Cualquier emigración es un trabajo duro, pero no solo físico, sino también emocional, social, intelectual. Las personas eligen caminos diferentes: algunos emigran solo físicamente, siguen viviendo con la misma mentalidad, cultura, idioma e incluso están orgullosos de ello.

    Otros están haciendo todo lo posible por asimilarse, parecer y ser como los lugareños, disolverse y volverse invisibles en un nuevo país.

    Durante mi vida ha habido varias emigraciones, pero la más dramática, por supuesto, fue a México. Después de todo, no hay absolutamente ningún punto de contacto, no hay un lenguaje común, no hay un pasado común, no hay una cultura o tradiciones comunes. Pero resultó que México es, en mi opinión, el país más fácil de emigrar.

    No sé si agradecerle a la ‘Malinche’ o simplemente al carácter de los mexicanos, pero ellos te aceptan con alegría, enseñan con placer, hablan de su vida y tradiciones con entusiasmo, y esto genera tal sentimiento de gratitud y voluntad y deseo de ser útiles a estas personas y a este país que cada día se convierte a un aprendizaje y búsqueda de la máxima asimilación.

    Recuerdo que leí la frase del japonés Yasuaki Yamashita, quien sobrevivió al ataque de Nagasaki y la discriminación de su propia gente, tratando de comenzar una nueva vida desde cero cuando llego a México y se quedó, diciendo:

    «Los mexicanos me abrieron los brazos, me aceptaron por lo que soy. Sin preguntarme nada, sin exigirme nada».

    Estos abrazos hacen que la emigración a este país sea mucho más fácil que a cualquier otro, de esto estoy convencida.

    Entonces comienza el descubrimiento diario de México a través de su realidad cotidiana. Y esta realidad está sorprendentemente conectada con la historia única de este país, sus personajes históricos y resulta que en realidad no hay un solo tema social, político e histórico que no te lleve al conjunto asociativo, no te conecte con la dinámica mundial del planeta, aunque sea formalmente México no tuvo nada que ver con esto. ¡México tiene que ver con todo! Y aquí comienza la diversión: explorar estos hilos de México con la historia y la cultura mundial.

    Y, sin embargo, México es completamente exótico para los extranjeros, y esta simbiosis de lo común y exótico crea un impulso creativo para escribir y hablar sobre México, traducir datos a otros idiomas y enseñar. Hoy soy mexicana (orgullosamente), pero utilizo mis antecedentes ajenos para permitir que otros conozcan y comprendan más sobre mi amado país.

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