Esta semana millones de alumnos de educación básica retornaron a clases presenciales después de 17 meses de confinamiento desde marzo del 2020. Esto sucede en medio de opiniones de algunos padres de familia que se oponen y otros que apoyan la medida. Pero hay un grupo cuya opinión no ha sido tomada en cuenta y es precisamente la de las niñas, niños y adolescentes.
Para ello, la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, realizó en julio de 2021 una consulta a nivel nacional, nombrada “#Caminito de la Escuela” para recabar sus opiniones y sentimientos respecto al regreso a clases. Participaron 37,764 niños, niñas y adolescentes respondiendo un cuestionario en línea; 267 niñas y niños de preescolar, lo hicieron con dibujos. En Quintana Roo, respondió casi el 1% de 400,765 estudiantes de educación básica; con un rango de edad entre los 5 y los 17 años. Entre ellos se incluyen menores de identidad indígena y con discapacidades varias.
En la Quintana Roo resultó que 6 de cada 10 niñas, niños y adolescentes quieren regresar a clases y 3 de cada 10 prefieren seguir estudiando en casa. Cerca del 50% señalaron que lo que les daría mayor felicidad sería estar con sus amigas y amigos de nuevo; seguido por salir de su casa y de poder entender mejor lo que se enseña en clase. Es notorio que para los de primaria es fuente de felicidad, dejar de usar dispositivos y regresar a tomar clases presenciales. En contraposición, 42% respondió que nada les haría sentirse tristes por regresar a clases; Salvo unos pocos que afirmaron que les daría tristeza dejar de usar la computadora, salir de la casa, o no aprender bien lo que se enseñe en clase. Adicionalmente, resultó que la mayor preocupación fue que las personas no usen cubrebocas y que algún integrante de su familia se contagie. Los resultados coincidieron con las tendencias a nivel nacional.
El hallazgo es que mientras el 70% de menores apoya el regreso a clases; el mismo porcentaje de adultos 70%, lo rechaza, solo por el miedo a la pandemia y sin tomar en cuenta las necesidades psico- sociales de sus hijos; por lo que recomienda al Estado, tomar en cuenta la opinión de los menores como sujetos de Derechos Humanos para delinear mejores políticas públicas.
Evidentemente no podemos pretender que todo sea como antes. La pandemia nos ha cambiado la vida y debemos ahora vivir con esto y aprender a hacerlo, pero es muy importante que los gobiernos de los estados tomen las medidas conducentes respecto a las escuelas públicas y quienes están al frente de las privadas igualmente, todas las medidas de seguridad y los protocolos. Esperamos que este sea un paso importante para retomar lo que ahora se llama la nueva normalidad.