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    La transformación pendiente, para Manuel y para México

    Opinión

    Por: Heriberto Villegas

    El sistema lo engulló, lo masticó, lo exprimió y al final lo expulsó. Manuel lo intentó, trató, luchó, pero claudicó.

    Los retos que Manuel afrontó como trabajador del Ministerio Público sobrepasaron su aspiración de mejorar su nivel de vida a través del servicio público, sobrepasaron su férrea paciencia y la de su familia, lo sobrepasaron como profesionista y como ser humano.

    Día a día se sumaban nuevos casos de delitos para investigar, las carpetas de investigación se apilaban en su oficina, las llevaba a su casa para continuar la labor, pero el tiempo, los recursos logísticos y materiales sencillamente no alcanzaban para cumplir su deber.

    Es un trabajo hostil, por una parte, el ciudadano exige desaforadamente, y con razón, la pronta respuesta; por otra parte, los criminales o los familiares de los criminales amenazan, prometen represalias o la muerte, pues saben los horarios de trabajo en el Ministerio Público, domicilios e identidades de los familiares. La presión y el desgaste emocional, mental y físico son abrumadores.

    Según narra Manuel con cierto hartazgo tatuado en el recuerdo, la corrupción no es la excepción, es prácticamente la norma. Quien paga “agiliza su trámite”, quien no puede o se rehúsa a dar sobornos queda condenado a que su expediente engrose la interminable aglomeración de denuncias sin resolver.

    El tufo de la injusticia

    Los Ministerios Públicos son los encargados de la investigación de los delitos; y en México, se estima que el 98% de los delitos quedan sin resolver. El vacío institucional es evidente.

    El gran protagonista de la reforma en materia penal, que se está cocinando en el Legislativo, tiene que ser necesariamente el Ministerio Público. La radical reestructuración de las agencias investigadoras obliga a considerar pendientes muy puntuales:

    • Legalidad y derechos humanos: evitar extorción de parte de funcionarios, fabricación de pruebas, prácticas de tortura, tentaciones dictatoriales, etc.
    • Desarrollar capacidades para investigar delitos: dotar de todas las capacidades técnicas, humanas, financieras y materiales para cumplir tareas de investigación.
    • Servicio civil de carrera: Depuración de elementos a través de pruebas de control de confianza y la constante capacitación y evaluación profesional de los miembros.

    La transformación necesaria

    Al borde del colapso psíquico y con el ultimátum de su familia, temerosa de su integridad, Manuel decidió renunciar, claudicó. Ahora se ocupa en un negocio familiar, herencia paterna, donde elabora sandalias de cuero, cinturones, carteras y demás artículos de piel. Alejado de aquellos días y noches de labor asfixiante, reflexiona con aquilatada lucidez: “hasta que no se transformen de fondo los ministerios públicos, la justicia seguirá siendo una promesa más”.

    Y la razón le asiste. En un país convulso por la violencia y flagelado por la corrupción, las (urgentes) prioridades brincan a la vista: seguridad y Estado de derecho.

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