Este lunes, las fuerzas militares de Israel entraron en Gaza, avanzando con tanques y vehículos blindados en la ciudad principal del territorio palestino. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, rechazó las solicitudes de un alto al fuego, que buscaban facilitar la liberación de prisioneros o poner fin al conflicto. Netanyahu expresó que esta guerra será prolongada y difícil, y declaró que las peticiones de tregua equivalen a rendirse ante Hamás, y afirmó que eso no sucederá. Mientras tanto, soldados israelíes continuaron bombardeando las áreas cercanas a hospitales, donde miles de palestinos se refugiaron junto a los heridos.
Se estima que alrededor de 240 personas están cautivas por Hamás y otras milicias. Netanyahu enfrenta crecientes presiones para garantizar su liberación, a pesar de que Israel busca derrotar a Hamás y poner fin a su control de la Franja de Gaza, que ha durado 16 años.
Hamás ha liberado a cuatro rehenes y ha expresado disposición a liberar a los demás si Israel hace lo mismo con miles de prisioneros palestinos. Sin embargo, el gobierno israelí ha rechazado esta oferta, y Netanyahu mencionó que la invasión terrestre podría ser la vía para liberar a los rehenes, enfatizando que Hamás solo lo hará bajo presión.
Las fuerzas armadas israelíes han sido poco precisas en sus informes sobre las operaciones en Gaza, incluyendo su ubicación y el número de efectivos. Aunque Israel ha indicado que se encuentra en una nueva «fase» de la guerra, no ha declarado una invasión terrestre completa.
El saldo de muertes a causa del conflicto supera los 8,300 en el lado palestino, según el Ministerio de Salud de Gaza. En el lado israelí, han perdido la vida más de 1,400 personas, en su mayoría civiles, durante el ataque inicial de Hamás.