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    Opinión‘La lección de los cuervitos’: Trixia Valle

    ‘La lección de los cuervitos’: Trixia Valle

    Opinión

    Para los cuervitos, el concepto ‘huracán’ era desconocido hasta hace un par de semanas, pues cuando pegó Gilberto no habían nacido y cuando pegó Wilma en 2005, pues o eran muy pequeños, o, tampoco habían nacido…

    Hasta hace dos semanas cuando entro Delta, por primera vez estos cuervitos sintieron la fuerza del viento y la incertidumbre de estar a merced de las fuerzas de la naturaleza, lo cual es atemorizante y maravilloso a la vez, y creo que muchos se dieron cuenta de su vulnerabilidad y pequeñez frente a Dios. A algunos este hecho, tal vez los hizo poner desde ese día en el Primer lugar a Dios, y hasta puede ser que cambiaran su visión: ‘lo sepas o no, estamos en manos de Dios, ahí si tú eliges ponerte en sus manos o querer hacer las cosas solo’.

    Y ahora con Zeta, que estuvo desde las 8 de la noche del lunes 26 de octubre, rechinando las ventanas, azotando con su fuerza, moviendo los árboles y rugiendo con fuerza, creo que nos volvimos a dar cuenta que  a somos sólo un puntito en la Tierra, una micro expresión de vida frente al Universo y eso es lo que nos da la jerarquía correcta y eso es lo que los zopilotes podemos enseñar a nuestros cuervitos: A tocar nuestra vulnerabilidad, sentir que existe una fuerza muchísimo más grande que nosotros, comprobar que estamos de paso y vivenciar lo temporal que es esta vida, nos puede llenar de un sentido renovado para vivir un día a la vez, por ese día dar gracias, dejar de limitar nuestra felicidad, sonreír con frecuencia y amar con todo el corazón.

    Así, ¿qué son los huracanes? Son recordatorios con tres conceptos:

    1. En la vida y en los huracanes, todo pasa y pasa todo.

    2. Los tiempos dependen de Dios, no del hombre ni de la tecnología, el avión caza-huracanes puede dar un pronóstico, más no una certeza.

    3. Todos juntos estamos viviendo una experiencia colectiva idéntica, por lo que la solidaridad y el amor es lo que debe brillar.

    Y cómo punto personal te comparto: ¿me dan miedo los huracanes? Pues en realidad, me daría más miedo no poder abrir mi corazón, me daría más miedo sentirme grandiosa en vez de vivir la grandeza de Dios, y sin duda me daría más miedo dar por hecho todo, porque hoy estamos y mañana no sabemos…

    Y tú, ¿has tenido tu propio huracán?

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