El jueves pasado, Estados Unidos anunció formalmente su intención de solicitar un panel de solución de disputas en relación a la controversia sobre las restricciones impuestas por el gobierno mexicano al maíz transgénico. La Secretaría de Economía de México recibió la notificación y declaró en un comunicado que defenderá su posición. Argumentaron que las medidas en cuestión no afectan el comercio y, por lo tanto, no infringen el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá.
La Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) expresó su oposición a la prohibición del maíz transgénico para consumo humano y su futuro uso en la alimentación animal, adoptada por el gobierno mexicano. El USTR afirmó que estas medidas carecen de base científica y reducen el acceso al mercado que se había acordado en el T-MEC.
Ahora, se procederá a la selección de los miembros del panel de expertos, quienes tendrán aproximadamente seis meses para analizar la queja y presentar sus conclusiones. Si se establece que México incumplió el T-MEC, podrían aplicarse sanciones comerciales. A pesar de las negociaciones mantenidas en junio entre funcionarios estadounidenses y el gobierno mexicano, no se llegaron a resultados satisfactorios en este asunto.
México es el mayor importador de maíz amarillo transgénico de Estados Unidos, con un valor anual de alrededor de 3 mil millones de dólares. Los agricultores estadounidenses están preocupados por la posible pérdida de su principal mercado de exportación. Gran parte de este maíz se utiliza para la alimentación de ganado, ya que en México no se produce suficiente maíz forrajero. Por otro lado, el maíz blanco cultivado en México se utiliza principalmente para el consumo humano, aunque algunos productos procesados, como las botanas, podrían contener transgénicos.
En febrero, la Secretaría de Economía de México emitió nuevas regulaciones que eliminaban la fecha límite para reemplazar las importaciones de maíz transgénico.