Con la intención de proteger a los niños que se encontraban indefensos, la monja se arrodilló ante los agentes militares.
El pasado 8 de marzo una gran multitud de manifestantes llenaron las calles de Mytkyina, un pequeño poblado de Birmania en Myanmar. Como respuesta el ejército lanzó bombas de gas lacrimógeno y granadas aturdidoras en un intento de dispersar a las multitudes que responden a base de proyectiles.
Entre el caos se escucharon sonidos de detonaciones, entre el tumulto de gente la monja de nombre Ann Rose Nu Twang se puso de rodillas para pedirle a las fuerzas armadas que no dañen a los niños.
«¡No disparen contra los niños!» «Les supliqué que no dispararan […], que en lugar de ello me mataran a mí. Levanté las manos en señal de perdón», relata Ann Rose en una entrevista posterior a los incidentes.
La imagen de la monja se viralizó en los medios locales para posteriormente conmover al mundo entero con su acto de valentía, en estas imágenes se logra ver que algunos de los agentes se arrodillan también y juntan sus mandos en señal de respeto hacia la religiosa.
“La policía con equipo antidisturbios irrumpió en una manifestación el 28 de febrero y se llevó a cientos de manifestantes en un camión”, se lee en la entrevista del diario Myitkyina News Journal.
A pesar del acto de valentía de esta mujer ese día medios informaron que tres manifestantes fueron abatidos.
La monja ofreció una entrevista tras pedir prudencia en los disturbios, relata que fue un momento de pánico sin embargo no tenía miedo.
En el momento los religiosas más se acercaron para apoyarla en su intensión.
“Paren, están torturando y matando a gente. Es por eso que la gente está enfadada y se manifiesta”, exige una de ellas.