El primer ministro canadiense es el “progre” más cotizado del mundo. Justin Trudeau es algo así como el sueño de la izquierda: favorece la inclusión, la diversidad, la muerte asistida, el aborto, los servicios de salud pública, la libertad de expresión, ha pedido perdón a los pueblos originarios… y encima está galán. Es ícono “woke”.
Por todo esto, Justin Trudeau goza de una sólida base de fans en el obradorato mexicano. O tenía: en los últimos días, Canadá ha iniciado una embestida para sacar a México del TMEC. Trudeau dice que no quiere, pero que si lo tiene que hacer, pues ni modo. Su número dos, Christia Freeland, dice que Canadá y Estados Unidos están alineados en combatir la competencia desleal de China, mientras México se ha aliado con China para hacer trampa. El ministro de Industria de Trudeau, François-Philippe Champagne, pidió a Trump que no confunda lo que pasa en la frontera con México con lo que pasa en la frontera con Canadá. Los gobernadores de Canadá se han pronunciado enfáticamente por sacar a México del TMEC y el más relevante de esos mandatarios, el de Ontario, donde está la capital, se dijo brutalmente ofendido porque Donald Trump puso en la misma canasta a México y a Canadá en su amenaza de 25% de aranceles. Y el puntero en las encuestas para volverse futuro primer ministro, el opositor Pierre Poilievre, está a favor de sacar a México del TMEC (si gana las elecciones del próximo año, a él le tocará la renegociación del tratado).
Frente a esta embestida canadiense, la presidenta Claudia Sheinbaum, ha recordado en tres ocasiones que si no fuera por México, Canadá estaría fuera del TMEC.
Tiene razón. Su argumento se lo debe a Luis Videgaray, el poderosísimo secretario -Hacienda y Cancillería- en tiempos del presidente Enrique Peña Nieto. En su primer mandato en 2017, el equipo de Trump quiso sacar a Canadá del TMEC y negociar sólo con México. El equipo negociador mexicano, encabezado por Videgaray, no lo permitió. Para México, quedarse solo con Estados Unidos en el TMEC lo ponía en condiciones muy desiguales y desventajosas. Por eso la insistencia de mantener a Canadá. A regañadientes, los trumpistas aceptaron.
Se sabe que la cercanía de Videgaray con el influyente yerno de Trump, Jared Kushner, fue vital para que México tuviera acceso a la Oficina Oval de Washington. La controvertida invitación a Trump en campaña en 2016 fue el caro seguro que pagó la administación Peña Nieto para tener interlocución con el excéntrico personaje. Eso permitió construir el TMEC ante la amenaza cumplida de Trump de desaparecer el TLC, que le parecía el peor negocio del mundo para Estados Unidos.
Y sí. México le hizo el paro a Canadá. Y hoy, muy “progres” muy “progres”, pero quieren darle a México una patada.
SACIAMORBOS
El Ejército compra huachicol para las obras de construcción del Tren Maya. Lo denuncian los propios contratistas y trabajadores de esta mega obra. E incluso lo confiesan en sus llamadas telefónicas los íntimos amigos de Andy y Bobby López Beltrán, los hijos del expresidente López Obrador. Es un escándalo: el gobierno que dijo que había acabado con el huachicol, terminó comprando combustible ilegal para su obra insignia. La institución favorita del líder y El Clan de sus hijos. Salió anoche en Latinus.