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    OpiniónEl fanatismo y sus consecuencias: Cristina Alcayaga

    El fanatismo y sus consecuencias: Cristina Alcayaga

    El riesgo del fanatismo religioso es que puede llegar al sometimiento de la voluntad de los fieles a manos de líderes perversos y carismáticos

    Opinión

    El líder de la Iglesia La luz del mundo, Naasón Joaquín García logró evitar ir a juicio en Los Ángeles California, al declararse culpable de 3 cargos por abuso infantil, de los 19 que se le imputaban por pornografía infantil, violación sexual de menores y tráfico de personas.

    Gracias al acuerdo, el juez lo condenó a sólo 16 años y 8 meses de prisión. Durante la audiencia, las 5 denunciantes relataron como aun siendo niñas fueron engañadas a través de su fe, para ser abusadas sexualmente por Naasón Joaquín durante mucho tiempo, lo que destrozó sus vidas.

    Sin embargo, el fallo fue considerado injusto por los miles de seguidores del autonombrado apóstol de Jesucristo, quienes creen ciegamente en su inocencia; lo idolatran y rezan por su libertad. Están dispuestos a dar todo por su líder; sus bienes, sus familias y a veces, hasta a sus hijas.

    El riesgo del fanatismo religioso es que puede llegar al sometimiento de la voluntad de los fieles a manos de líderes perversos y carismáticos que sostienen un dogma distorsionado y daña a aquellos que buscan en que creer.

    Recordamos sucesos históricos que han terminado en tragedia

    Por ejemplo, el caso de los davidianos, seguidores de David Koresh quienes esperaban los apocalipsis fuertemente armados; incendiaron la granja con las familias adentro cuando el FBI trató de detenerlos. Otro fue el famoso caso de Guyana en 1978 en el que se suicidaron 919 personas, con cianuro que su líder Jim Jones los indujo a beber. En Uganda, África los seguidores de La Restauración de los 10 mandamientos de Dios, esperaban el fin del mundo, encerraron a cientos de personas en una iglesia y la incendiaron.

    La libertad religiosa es un derecho, pero no puede ser ajeno ante la perversidad humana, mucho menos si afecta a niñas y niños. El abuso de una posición de poder debería ser penado para prevenir casos como los que hoy les relatamos. Porque a juicio de muchos, este señor no merece 16 años sino cadena perpetua, pero bueno, la corte decidió eso.

    Me despido de ustedes y les invito a seguirme en Twitter @Cristinalcayaga.

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