No se trata de una metáfora sobre inacción o desánimo en la tropa. Nada de eso. Es literal: en uno de los estados más peligrosos del país, el Ejército mexicano es rechazado por los despachadores de gasolina cuando llegan a las estaciones de servicio para cargar combustible que les sirva para el transporte de su personal desplegado en la zona.
El reporte que ha llegado al gobierno estatal y al gabinete de seguridad del presidente López Obrador es que los narcotraficantes, concretamente el Cártel del Noreste, tienen bajo amenaza a los empresarios gasolineros de la región: «Si le surten combustible al Ejército, nos vamos contra ustedes».
Y como en esa entidad desde hace años manda más el narco que cualquier autoridad política, los gasolineros acatan ante la amenaza. Así que los camiones verdes de la Secretaría de la Defensa Nacional llegan a las estaciones de servicio y los despachadores se niegan a surtirles, impidiéndoles la operatividad.
(Ayer mismo, la secretaria de Gobernación recibió al gobernador. Ahí se dijo que para que las pipas puedan llegar a su destino deben ir custodiadas por tierra y aire. También se acordó pedir a los concesionarios que presenten denuncias por las amenazas).
Tampoco es que los militares tengan tantos alicientes para salir a la calle a enfrentar a los criminales. Y aunque tengan la disposición para hacerlo, la orden que reciben es otra. La población se da cuenta de que las fuerzas federales están ahí, pero no hacen nada frente a las balaceras, matanzas, secuestros. No salen de sus cuarteles y cuando salen, no tienen permitido disparar. Así que, en la mayoría de los casos, mejor llegan después de que concluyeron los eventos delictivos.
Y claro, hay un enorme grupo de federales, que uno pensaría que están dedicados a combatir al crimen organizado en Tamaulipas, pero en realidad está en la frontera encargándose de que no pasen los migrantes centroamericanos. Y en el sur del estado, sólo están patrullando carreteras sin meterse más.
Una tarea central en un estado más que golpeado, más que simbólico.
SACIAMORBOS
1.- ¿Será cierto que el famoso juez acudió el 29 de julio, entre las 5 y las 7 pm, a la Fiscalía General de la República? ¿Será cierto que llegó acompañado de una mujer? ¿Será cierto que esta visita fue unos días antes de que ‘le tocara por sorteo’ uno de los casos políticamente más explosivos del país? Si fue así, ¿qué hace un juez ahí?, ¿con quién se vio?, ¿le pidieron algo? Después de todo lo que hemos atestiguado, cuando menos hay que hacer las preguntas.
2.- Un día antes de que fuera detenido el poderoso abogado filopriista Juan Collado, llegó a México el famoso Baltasar Garzón, exjuez de la Audiencia Nacional española. Me cuentan que se reunió con el jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, Santiago Nieto. Y el tema fue justamente ese: Juan Collado. Baltasar Garzón ya no es autoridad, ahora está en la práctica privada. La noticia de la aprehensión le cayó como balde de agua fría… en territorio mexicano.