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    OpiniónEl duelo en la nueva normalidad: Valentina Castro

    El duelo en la nueva normalidad: Valentina Castro

    Opinión

    ¿Has pensado que eres un ser humano que abarca varias dimensiones?

    Para la sociedad contemporánea hablar de la muerte por lo general es un tema que se evade por que puede llegar a generan emociones de sufrimiento, tales como miedo y/o ansiedad. Además de que el ser humano reacciona a este tema desde sus creencias religiosas, su cultura y tradiciones, sus constructos psicológicos, desde lo legal y los conceptos y tratamientos médicos, por lo que cada individuo responde a esta realidad de manera diferente. Sin embargo, todas son manifestaciones naturales del ser humano.

    Inevitablemente todos nos enfrentaremos a la muerte, nos hemos enfrentado a la muerte de un ser querido. Cada uno reacciona personalmente dependiendo de los diferentes factores que nos llevan a ciertas circunstancias, y que muchas de ellas salen de su control. Dichas circunstancias son: la enfermedad, las pérdidas, la ausencia, el duelo, el dolor y el sufrimiento. Ahora bien, es en estos momentos en los que nos sentimos vulnerables, que pareciera que hemos perdido la fuerza para sobrellevar esta situación.

    La percepción que tenemos del ser humano es limitada y eso es lo que hace más difícil poder asumir y procesar el duelo. Si nos abrimos a la posibilidad de sabernos como seres multidimensionales, esto nos puede ayudar a encontrar herramientas en nosotros para superar el reto del duelo. ¿A qué me refiero con seres multidimensionales? A que el ser humano cuenta con diferentes “cuerpos”: el biológico, el psicológico, el social y el espiritual.

    ¿Por qué es importante hacer conciencia de nuestras dimensiones? Porque las pérdidas, por ejemplo, afectan a cada uno de estos “cuerpos”. El dolor se hace presente en el cuerpo, en la mente, en las emociones (a nivel individual pero también social por que somos seres sociales) y también se sienten en la dimensión espiritual. El tema es que cuando las pérdidas, el dolor, la ausencia, la enfermedad, etc. llegan de pronto, golpea todas las dimensiones. Al no hacer conciencia de esto, la elaboración del duelo puede ser mucho más difícil, la razón se nubla, no encontramos la salida a la situación.

    Me parece que, en este momento de crisis mundial a raíz de la pandemia, entender el concepto de lo que implica el ser humano y concientizarlo, es fundamental para elaborar los procesos de duelos derivados de tantas muertes provocadas por COVID-19 (aunque según la OMS no es la muerte número uno a nivel mundial).  Pero no sólo se trata de las muertes, ha habido personas con efectos post-COVID complejos, algunos casos de efectos secundarios derivados de las vacunas, por mencionar algunos ejemplos y esto incluye una pérdida de salud. Esta situación permea a nivel inconsciente (psicología de las masas), lo que nos hace sentir frágiles. Sin mencionar que la incertidumbre de lo que nos pueda pasar es angustiante per se.

    Sin duda, la muerte es lo único seguro que sabemos que sucederá en nuestra vida. De niñxs no sabemos a qué nos dedicaremos, con quién nos casaremos, si tendremos hijxs o no, ni tampoco sabremos acerca de nuestra posición económica, pero en nuestro ser existe la certeza de nuestra muerte. La muerte, es parte de la vida. Pero en realidad no sabemos cómo ni cuándo moriremos. Ante esta pandemia la muerte se ha hecho más presente, pareciera que es una mancha que se extiende a lo largo y ancho del planeta… y ahora si ya es inevitable hablar de ella. Está demás decir el miedo y angustia que esto ha generado a nivel mundial.

    Más allá de esta realidad, las pérdidas que se han dado en todos los niveles nos ponen de frente a una circunstancia, a la que no necesariamente estamos acostumbrados ni preparados. Seguramente te has enterado de negocios que han tenido que cerrar, de los matrimonios/relaciones que han terminado, del problema económico que ha generado, el estrés y sobretodo de las pérdidas humanas. Como sociedad no estábamos preparados para tanto movimiento de golpe. Todo esto implica un proceso de duelo, aunque no estemos listos para ello.

    El duelo es una palabra que tiene profundidad en su significado y, que no es hasta el momento que nos topamos con una pérdida, que entonces comenzamos a dimensionar lo que realmente es este proceso.

    El duelo es el tiempo que nos toma a sanar las cicatrices que dejan las pérdidas. También se puede explicar “el duelo como el conjunto de todos aquellos sentimientos, reacciones y cambios que ocurren durante el proceso de cicatrización de una herida psicológica por la pérdida de algún ser querido[1].

    Dependiendo de aquello que perdemos el duelo puede ser más fácil de elaborar que otros. Como lo mencioné antes: unos pierden un negocio, otros la salud, otros una relación de pareja y otros a un ser querido. Pero todas son pérdidas y como individuos reaccionamos diferente a ellas. Esta pandemia nos está enfrentando a movernos de nuestra zona de confort. Nos está obligando a cerrar ciclos y estar abiertos a un cambio.

    Mencioné con anterioridad, siendo seres multidimensionales, cada una de estas dimensiones se ha visto afectada; es por ello que me parece importante hacer una reflexión de lo que está sucediendo ahora para que el día de mañana, de frente a la “nueva normalidad”, veamos con otros ojos las pérdidas de tal forma que el duelo, ese proceso de aceptación de que estamos en un parteaguas de la historia, donde hay un antes y un después, pueda comprenderse y resignificarse dándole un sentido al proceso de duelo.

    No se trata de acostumbrarnos e insensibilizarnos ante las pérdidas, se trata de cerrar ciclos, de aceptar, de abrazar lo nuevo y de soltar lo que ya no está. La vida es cíclica, todo es temporal y al final, las crisis traen consigo un crecimiento personal significativo. Si elaboramos los duelos conscientemente de manera individual, como sociedad también lograremos crecer.

    Desde mi punto de vista, esta crisis representa una transición en la que forzosamente estamos soltando lo que conocíamos antes de Marzo del 2020 y fue en esa fecha que se dio el banderazo de salida a esta transición; acompañada de pérdidas, de cambios, de resistencias, y miedo a lo desconocido. Pero por otro lado dándonos la oportunidad de conocer nuestro nivel de resiliencia, de adaptabilidad, de flexibilidad y una nueva forma de relacionarnos como sociedad. Hemos tenido que compartir el duelo de la muerte de una forma de vida, la única que conocíamos.

    ¿Exactamente como es o será la “nueva normalidad”? Es difícil de saber, lo que si sabemos es que el duelo en esta metamorfosis, nos permite conocernos en aspectos de la vida que antes no habíamos tenido oportunidad de explorar. En la medida que vayamos conociéndonos mejor, el nivel de estrés y de ansiedad puede ir disminuyendo ya que vamos probando nuestros recursos como seres humanos y nos da la confianza y fuerza para seguir adelante en lo que está por venir.

    [1] O´Connor Nancy, “Déjalos ir con amor”. Ed. Trillas México 2008

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