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    OpiniónEl antisemitismo en el mundo moderno: Armina Wolpert

    El antisemitismo en el mundo moderno: Armina Wolpert

    Opinión

    FB Ami Vilna

    El antisemitismo creciente es siempre un signo de una dictadura creciente. 

    Los judíos se convierten fácilmente en los enemigos internos tan necesarios para un régimen dictatorial.

    Uno de los argumentos de invasión de Rusia era la «desnazificación de Ucrania»; es decir, según esa narrativa, “hay nazis en Ucrania que necesitan ser exterminados”. Es muy difícil encontrar un argumento más falso que este, basado en el trauma de su propio pueblo, que sobrevivió al nazismo de la Segunda Guerra Mundial.

    Desde allí veo muy claramente cómo Rusia está cayendo rápidamente en un antisemitismo ardiente y abierto a partir de los líderes de este supuesto Estado.

    Desde el comienzo de la guerra han aparecido muchas declaraciones abiertamente antisemitas desde el nivel más alto del gobierno ruso

    Recordemos solo algunas de ellas:

    Lavrov, ministro de Relaciones Exteriores, a la pregunta de qué tipo de desnazificación se puede discutir en Ucrania bajo el presidente judío Zelensky, respondió: “Podría estar equivocado, pero Hitler también tenía sangre judía. El hecho que Zelensky es judío no significa absolutamente nada. El sabio pueblo judío dice que los antisemitas más ardientes suelen ser judíos. Cualquier familia tiene su oveja negra, decimos en Rusia».

    Lavrov, en otra entrevista, también afirmó que el argumento sobre el judaísmo de Zelensky es insostenible y astuto; que la historia, lamentablemente, conoce ejemplos trágicos de cooperación judía con los nazis, que la complicidad judía con los nazis fue un «fenómeno marginal»; que este tema no es tabú y “es objeto de investigación”. Afirma que durante la Segunda Guerra Mundial algunos judíos fueron obligados a participar en los crímenes; entonces Zelensky, que especula sobre sus raíces, lo hace de manera bastante consciente y voluntaria.

    Son declaraciones hechas desde el comienzo de la guerra (marzo de 2022) y el entonces ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Yair Lapid, comentó: “Las declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Lavrov, no solo son imperdonables e indignantes, son también un terrible error histórico. Los judíos no se asesinaban entre sí durante el Holocausto. Acusar a los judíos de antisemitismo es un nivel flagrante de racismo contra los judíos».

    El entonces primer ministro de Israel, Naftali Bennet, dijo que las palabras de Lavrov son falsas e inaceptables en esencia. «El propósito de tales mentiras es intentar acusar directamente a los judíos de cometer los crímenes más terribles contra los mismos judíos y liberar de responsabilidad a los perseguidores de nuestro pueblo».

    Lavrov va más allá: afirma que el presidente de Ucrania se esconde detrás de su origen, y también cubre con él a «neonazis naturales, herederos espirituales y de sangre de los verdugos de su pueblo».

    Rusia dice que las autoridades israelíes no notan el «antisemitismo terry» (o de máximo grado) en Ucrania, pero al mismo tiempo se olvidaron de decir que bombardearon el área de Babi Yar en Kiev, el monumento de una fosa común de judíos (donde, por cierto, murió casi toda mi familia), asesinados por los nazis en la Segunda Guerra Mundial.

    La prensa israelí escribe mucho sobre la posición de Lavrov.

    El diario Haaretz destaca que las «declaraciones grotescas» de Lavrov sobre Hitler son un intento desesperado por justificar la agresión rusa; que Rusia está alimentando el fuego antisemita en el mundo. El periódico cita comentarios del Comité Judío Estadounidense: «Hemos hablado repetidamente sobre la necesidad de la desnazificación, pero en Moscú, no en Kiev».

    Estos quince meses de una guerra terrible, cruel y sangrienta dejaron muy claro a quiénes se les puede llamar nazis en esta historia.

    La lista de crímenes de Rusia contra la humanidad es interminable. Putin ha sido oficialmente nombrado criminal de guerra por la Corte Internacional de Justicia y puede ser arrestado en 123 países.

    Sin embargo, la «cuestión judía» lo persigue y hace un par de días volvió a hacer una serie de declaraciones ofensivas contra Zelensky en el contexto de su origen judío. 

    El 16 de junio de 2023 habló en la sesión plenaria del Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF) y respondió una pregunta del moderador de la discusión, quien señaló que Occidente no entiende las acusaciones de nazismo de Ucrania, ya que el presidente Volodymyr Zelensky es judío.

    Putin contestó: «Tengo He tenido muchos amigos judíos desde la infancia, que dicen: ‘Zelensky no es judío, es una desgracia para el pueblo judío’.

    Unos días antes, Putin ya había hablado del mismo judío al frente de los “neonazis ucranianos” durante una reunión con corresponsales militares.

    El Rabino de Ucrania, Moshe Reuven Azman, respondió a Vladimir Putin el mismo día: «Personalmente puedo decir que estoy orgulloso del presidente Zelensky, que no huyó y que está haciendo todo lo posible para ayudar al pueblo ucraniano. Y no solo a mí. Creo que todo el mundo está orgulloso de él».

    Pero, ¿qué sucede en la propia Rusia con sus ciudadanos judíos?

    Decenas de miles de rusos con raíces judías abandonaron el país, muchos empresarios, científicos y figuras culturales condenaron abiertamente la guerra contra Ucrania.

    Los nacionalistas rusos hablan abiertamente de los rusos como una supernación; la canción más popular del país, que acompaña a todos los eventos oficiales es ¡Soy ruso!, del cantante Shaman; la directora de cine, judía, Zenia Berkovich, fue enviada a prisión por un cargo completamente falso; el tema de los judíos es causa de polémica pública constante. Por ejemplo, cuando Girkin, el criminal de guerra que derribó el Boeing de Malasia en 2014, acusa de fallas en el frente a otro criminal de guerra, Prigozhin, jefe del ejército privado Grupo Wagner, insinuando acerca de «origen judío».

    Hoy, todas las organizaciones judías internacionales se pusieron del lado de Kiev.

    Zelensky, en una reunión en Nueva York con representantes de organizaciones judías, prometió que Kiev no permitiría crímenes cometidos sobre la base del antisemitismo, la xenofobia y la intolerancia.

    «La promoción del tema del antisemitismo en Ucrania es una provocación». Lo viene diciendo desde 2019.

    Vladimir Zelensky nunca se escondió, pero no se centró específicamente en sus raíces judías. Sin embargo, en 2022, The Jerusalem Post lo llamó el judío más influyente del mundo.

    El fenómeno del antisemitismo es complejo y simple al mismo tiempo.

    Los judíos en todo momento fueron un blanco fácil para la propaganda, una especie de comodín que se usa para crear un enemigo interno, que influye rápida y negativamente en la actitud de la sociedad hacia los judíos.

    Un ejemplo de trabajo de propaganda efectivo es la Alemania de Hitler. ¿Cómo, en una sociedad europea educada, se pudo crear la imagen (“La solución final”) de que la nación judía debía ser completamente exterminada? Esto explica el Museo del Holocausto en Jerusalén y cientos de estudios diferentes.

    El fenómeno de la Rusia actual lo explica perfectamente el historiador y profesor de la Universidad de Yale, Timothy Snyder. Él llama a este fenómeno esquizofascismo (cuando un estado fascista proyecta su propia ideología sobre el enemigo. Literalmente lo acusa de lo que él mismo es). Les recomiendo ver sus lecciones de historia en su canal de YouTube, les explicará mucho. 

    Snyder también es el autor del término ruscismo, una combinación de Rusia y nazismo; el fenómeno mismo explica la extrema crueldad del ejército ruso contra la población civil de Ucrania, la cual, según la ideología oficial de Rusia, debería ser completamente destruida o rusificada, porque los ucranianos no son una nación y Ucrania no es un país.

    Las «supernaciones» o dictaduras siempre usan la «carta judía».

    Esta es una estrategia conocida.

    Por eso es importante tratar el antisemitismo con gran atención, en cualquier formato, incluso el más «inofensivo» si aparece en la retórica de alguna propaganda. Es peligroso.

    Para la sociedad. 

    Para la civilización.

    Para la humanidad en general.

    Un ejemplo perfecto de esto es la Rusia actual: un país agresivo y antisemita que comete diariamente crímenes de guerra contra la población civil, infraestructura y naturaleza de un país vecino.

    Un día el agresor y sus líderes -incluyendo a sus propagandistas-, recibirán un merecido castigo, tal como lo recibió la Alemania nazi.

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