El presidente López Obrador no estaba muy contento con la decisión de que al frente de su partido, Morena, se quedara Alfonso Ramírez Cuéllar, como pretendía el diputado y líder histórico del movimiento de deudores El Barzón. Lo dijo en voz alta varias veces. Pero la gota que derramó el vaso fue el caso de la conocida ‘Sosa Nostra’, ese grupo político con tintes de mafia que tiene su sede en Hidalgo y que había logrado posicionarse dentro de Morena en el estado, al grado de arrinconar a otros grupos más vinculados directamente con el movimiento político del hoy presidente de México. Así me lo expresan fuentes muy bien plantadas en Palacio Nacional.
La Sosa Nostra conjuga el apellido de la poderosa familia con el de la sociedad de la mafia siciliana. Es el apodo creado por el periodista Miguel Ángel Granados Chapa, con el que él se conoce al grupo de Gerardo Sosa Castelán y su familia, que acumuló poder y dinero usando a la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo como trampolín. Primero con la protección del PRI y luego de Morena, donde actualmente comanda a una docena de diputados locales, varios federales y muchos alcaldes.
El reporte que recibió el presidente de México fue que Ramírez Cuéllar le había entregado todavía más poder a La Sosa Nostra. Que para las elecciones de este año les puso en bandeja más de veinte candidaturas a presidencias municipales, entre ellas, una para Damián Sosa Castelán, hermano del jefe del grupo. Por ello, el presidente López Obrador, me confían las fuentes, pidió a dos de sus operadores más confiables -el consejero jurídico Julio Scherer y el coordinador de los senadores Ricardo Monreal- que actuaran en consecuencia.
¿Cuál fue el resultado? El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación sentenció que la dirigencia nacional de Morena se determinara por encuesta, en un claro golpe a Ramírez Cuéllar. La Unidad de Inteligencia Financiera, que ya tenía un robusto expediente sobre la Sosa Nostra, profundizó sus investigaciones en tres denuncias que revelaron cuentas millonarias en el extranjero. Y la Fiscalía General de la República aprehendió al jefe del grupo, Gerardo Sosa Castelán, en la Ciudad de México.
¿Muerta la Sosa Nostra? Uno podría pensar, pero ya saben cómo es la política.
SACIAMORBOS
Los hermanos Ricardo y Javier Taja Ramírez se volvieron políticos influyentes y millonarios empresarios en tan solo unos años. Empezaron vendiendo electrodomésticos y muebles de línea blanca a crédito, que entregaban personalmente a domicilio. Pero se catapultaron en cosa de diez años gracias a que no escatimaron en exhibir una cercana relación con el PRI y particularmente con el ex secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, su hermano Luis y su ex oficial mayor, Jorge Márquez.
Javier Taja, el mayor de los hermanos, es hoy responsable de la Comisión de Infraestructura Carretera y Aeroportuaria de Guerrero, que tiene uno de los mayores presupuestos en el gobierno de Héctor Astudillo. Ricardo, el menor, fue diputado federal en 2015 y luego candidato priista a la alcaldía de Acapulco. Lo arrasó Morena. Ahora quiere ser de nuevo candidato al mismo cargo, pero… ¡por el Partido Verde en alianza con Morena!
Interesante ver si los partidos ‘obradoristas’ se la juegan con Los Taja, aun cuando podría alcanzarlos la investigación oficial contra el grupo del hoy senador Osorio Chong y porque recientemente aparecen vinculados en notas periodísticas a grupos criminales.