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    OpiniónCuervitos y zopilotes agradecidos: Trixia Valle

    Cuervitos y zopilotes agradecidos: Trixia Valle

    Opinión

    El último jueves de noviembre (este año 26 de noviembre) se celebra en Estados Unidos y algunos otros países el Día de Gracias, este día surge desde 1600 en las grandes praderas americanas para celebrar la última cosecha del año, antes del crudo invierno.

    De esta forma, la tradición sigue hasta el día de hoy donde millones de cuervitos toman aviones en este país para ir a ver a sus padres zopilotes al otro lado del país o donde sea que se encuentren.

    En México no es un día especialmente celebrando, sin embargo, considero importante tomarlo como marco de un hábito de abundancia y felicidad que es la gratitud.

    La gratitud, para todos aquellos cuervitos despistados que consideran que decir después de que se les compra algo: ‘ay gracias ma..’ es gratitud, les tengo noticias, la gratitud va mucho más lejos que eso y comienza con esta difícil y complicada frase:

    «No pidas una carga ligera, pide unos hombros fuertes para cargarla»

    Ufff, ¡cómo dijo! ¿Cargas pesadas? Si a mí ni me gusta ayudar a bajar el súper del coche… pensaran algunos cuervitos y también, porque negarlo, algunos zopilotes…

    No obstante, queridos papás zopilotes, en tiempos complicados y de transición como en los que nos encontramos, es fácil pedir que se nos aligere la carga y, prácticamente, que nuestros hijos cuervitos no tengan que sufrir.

    Sin embargo, justamente los tiempos difíciles nos exigen fuerza y no debilidad. Cuando pedimos menos cargas, establécenos una queja inconsciente de ‘no puedo’ por favor que alguien me ayude… y perdemos la oportunidad de fortalecernos con nuestras circunstancias.

    Si, por el contrario, pedimos unos hombros fuertes para sobrellevar la carga, estaremos aceptando nuestra situación con amor y gratitud, generando así la oportunidad de que una vez pasada la prueba, podamos ser mejores a través de ella.

    Todas las cosas en nuestra vida pasan por una razón, el gozo tiene el propósito de alegrarnos, y el dolor de fortalecernos, para que en combinación de ambas podamos comprender ‘la dicha’, definida en el Diccionario de la Real Academia Española como: Estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno.

    Cuando las cosas se aceptan, todo es bueno, y así aparece la dicha. Cuando somos dichosos podemos agradecer y cuándo agradecemos abrimos la puerta a la bendición.

    Así que papas zopilotes: enseñemos a nuestros hijos cuervitos a ser fuertes, porque estos tiempos de cambio y retos no terminarán con la uva #12 en una gran fiesta de ‘Happy New Year’ y seguirán siendo tiempos de aprendizaje importante con un mundo colapsado y millones desempleados, donde lo poco o mucho que tengamos, bien vale la pena agradecer.

    Todo el tiempo podemos elegir, así que tú ¿Qué eliges: una carga ligera o unos hombros fuertes?

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