El Partido del Poder Popular, en sintonía con el gobierno de Corea del Sur, busca poner fin al consumo de carne de perro para resolver la polémica asociada a esta antigua práctica, en medio de un creciente reconocimiento de los derechos de los animales. Según el jefe de políticas del partido gobernante, esta prohibición total entraría en vigor a partir de 2027.
La tradición coreana de consumir carne de perro ha sido objeto de críticas internacionales debido a su naturaleza cruel, y en el país ha surgido una oposición cada vez mayor, especialmente entre la generación más joven.
Yu Eui-dong, representante de políticas del Partido del Poder Popular, expresó la necesidad de poner fin a los conflictos sociales y las controversias relacionadas con esta práctica a través de la promulgación de una legislación especial. En una reunión con funcionarios gubernamentales y defensores de los derechos de los animales, se anunció que el gobierno y el partido presentarían un proyecto de ley este año para hacer cumplir la prohibición, con el objetivo de obtener el respaldo parlamentario.
El ministro de Agricultura, Chung Hwang-keun, aseguró que el gobierno implementará rápidamente la prohibición y proporcionará apoyo máximo a aquellos involucrados en la industria de la carne de perro para cerrar sus operaciones.
La primera dama, Kim Keon Hee, ha expresado abiertamente su oposición al consumo de carne de perro y, junto con el presidente Yoon Suk Yeol, ha adoptado perros callejeros. A pesar de intentos previos fallidos debido a protestas de la industria y preocupaciones por el sustento de los agricultores y dueños de restaurantes, la prohibición propuesta incluirá un período de transición de tres años y asistencia financiera para que las empresas abandonen esta actividad. Las entidades que críen perros para consumo humano, como granjas, mataderos, distribuidores y restaurantes, deberán informar a las autoridades locales su cese en esta práctica.
Aunque el consumo de carne de perro ha sido una tradición ancestral en la península coreana, principalmente en forma de una sopa llamada Bosintang, su popularidad ha disminuido considerablemente en Corea del Sur. A pesar de ello, algunas personas mayores aún la consumen y se sirve en ciertos establecimientos.
Organizaciones defensoras de los derechos de los animales recibieron con agrado la perspectiva de esta prohibición, considerándola «un sueño hecho realidad» después de una extensa campaña para erradicar esta crueldad. Según datos del gobierno, hay alrededor de mil 150 granjas de cría de perros, 34 mataderos, 219 distribuidores y aproximadamente mil 600 restaurantes que ofrecen carne de perro.
A pesar de la oposición de la Asociación Coreana de Carne de Perro y la Asociación de Comerciantes de Carne de Perro, quienes han criticado la propuesta, argumentando que atenta contra el derecho básico a la alimentación y afecta los medios de subsistencia de los criadores de perros, se busca un diálogo y un plan de cierre consensuado. Además, ha habido peticiones ciudadanas para cerrar el último mercado de perros en el país, con la esperanza de convertirlo en un punto de discusión y colaboración entre la ciudad, los residentes y los comerciantes.