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    OpiniónCaleidoscopio: Ana Patricia Ojeda

    Caleidoscopio: Ana Patricia Ojeda

    Opinión

    He pensado mucho en los asuntos que parecen persistir en la vida. Esos que nos invitan a crecer y, de los que a veces, quisiéramos acabar de tener suficiente.

    Ahora mismo me siento ansiosa, como si el hecho de colocarme aquí, ante el teclado y esta hoja en blanco, me comprometiera… me pregunto cuál es el compromiso al cual me invito…Podría poner, a boquifloja, que uno de mis temas significativos es el dilema autonomía pertenencia, un poco para entrar en materia y sentirme con valor de hablar de algo que conozco. Y hasta suena rimbombante, como si supiera bien a bien cómo es eso.

    Me he visto niña entre adultos, mujer entre hombres, herbívoro entre omnívoros, liberal ante conservadores, de izquierda entre fanáticos de derecha, No-ista profesional, dice mi esposo.

    Observo con detenimiento y no puedo decir si es algo que me sucede o es algo hacia donde camino, de alguna manera me encuentro siendo madrastra en un grupo de madres, corredor en un grupo de yogis, financiero con aspiraciones a psicoterapeuta entre psicólogos, afortunadamente en este último es que me siento menos aparte, mismo cuando no acabo de sentirme parte.

    Fui la niña nueva en cuatro primarias, me mudé, con mi familia, dos veces en la etapa de la secundaria, hice la preparatoria en tres países y fui parte del piloto de lo que hoy es la universidad virtual en la facultad, pasando por el modelo híbrido, hasta el modelo de facilitación educativa, que sería algo muy parecido a lo que vivimos en el entorno pandémico.

    Me cansé de los números y los teoremas cuando estaba próxima a graduarme, así que busqué, en mis ratos libres, formarme en Ayurveda. Pensé que sería una afición y acabó convirtiéndose en fundamento para mi vida, lo que me llevó a buscar instrucción como Nutricionista. Las personas y las circunstancias que empecé a recibir en mi práctica me invitaron a buscar en la Psicología de la alimentación y sentí que me quedé a medio camino, me hacían falta herramientas.

    Fui a conocer planes de estudio de licenciaturas en psicología, psicopedagogía, incluso consideré medicina… y simplemente sentía que eso no era lo que estaba buscando.

    Hasta que el instituto donde hoy me formo, me encontró a mí, a través de una querida amiga. Todo fue tan fácil, creo que, en cuestión de una hora y vía telefónica, había pagado la inscripción, tenía los planes de estudio, y estaba recabando mis documentos sin siquiera saber en dónde estaba ubicado el edificio donde tomaría clases.

    Y hoy, por decisión, me planto frente a mis tres espejos, aparentemente enfrentados, las matemáticas, la medicina tradicional y la salud mental, y me siento fascinada ante este prisma y la explosión de formas, colores, sorpresas, arte y una abierta invitación a explorar y servir.

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