Poco a poco, se están filtrando las revelaciones de las memorias de Britney Spears en los medios de comunicación. La cantante lanzará su libro de memorias, titulado «The Woman In Me» (en español, «La mujer que soy»), el 24 de octubre (disponible a partir del 26 de octubre en Plaza y Janés). Si el martes fue People quien adelantó un extenso extracto, ahora le toca el turno a The New York Times, que afirma haber tenido acceso al libro completo antes de su lanzamiento.
El diario ofrece detalles significativos sobre la carrera, vida y el período de tutela de la cantante, así como su situación actual, donde Britney explica que no tiene planes inmediatos de regresar a la música: «Es momento de no ser quien la gente quiere, sino de encontrarme a mí misma». Aunque no menciona a su exesposo, Sam Asghari, con quien estuvo casada por 14 meses hasta agosto, sí habla sobre su relación pasada con Justin Timberlake.
Britney Spears tenía apenas 21 años cuando comenzó a salir con el cantante de N’Sync. Rápidamente se dio cuenta de las diferencias entre ellos, especialmente en la manera en que eran tratados en los medios y la presión que enfrentaba. También relata su uso de Prozac como antidepresivo en ese período. Durante su época de fiestas con figuras como Paris Hilton y Lindsay Lohan, niega tener problemas con el alcohol y menciona su preferencia por el Adderall, una droga recetada.
La cantante confiesa que fue Justin Timberlake quien decidió poner fin a su relación a través de mensajes de texto, dejándola devastada y llevándola a considerar abandonar su carrera. También menciona el lanzamiento de la canción «Cry Me a River» por parte de Timberlake, que la retrata como una mujer rubia que le rompe el corazón en el video, mientras ella estaba pasando por un momento muy difícil. La presión mediática y las críticas contribuyeron a su uso de medicamentos y momentos controvertidos, como atacar el coche de fotógrafos y raparse la cabeza en 2007.
La tutela de su padre, Jamie Spears, en 2008, también es un tema importante en sus memorias. Britney asegura que, aunque tenía problemas de salud mental, no merecía el trato que recibió. La artista se sintió infantilizada, sin poder tomar decisiones personales, y a la vez, obligada a seguir actuando. Acusa a su padre y exgerentes de malversar parte de su fortuna. Además, describe cómo fue internada en un centro de tratamiento psiquiátrico en 2018, donde se le obligó a tomar litio y a vivir en condiciones restrictivas.
La liberación de la tutela fue un alivio para Britney, pero aún enfrenta desafíos físicos y emocionales. La cantante revela que su familia no comprende el daño que le causaron.