Advanced Micro-Fabrication Equipment Inc. (AMEC), una de las principales fabricantes de chips de China, ha decidido emprender acciones legales contra el Pentágono de Estados Unidos en un esfuerzo por ser retirada de la lista negra que le impide hacer negocios con compañías estadounidenses. Esta lista, conocida como Sección 1260H, clasifica a ciertas empresas como «empresas militares chinas», lo que las vincula con el Ejército Popular de Liberación o con otras entidades del Partido Comunista Chino, y restringe severamente sus operaciones en el mercado estadounidense.
AMEC y su Relevancia en la Industria de los Semiconductores
AMEC es reconocida como una de las compañías líderes en la fabricación de equipos críticos para la producción de semiconductores, una industria vital tanto para la tecnología civil como militar. Compite con gigantes estadounidenses como Applied Materials Inc. y Lam Research Corp., pero destaca por su capacidad para producir maquinaria utilizada en la creación de chips de 5 nanómetros, una tecnología de alta demanda global.
Entre los clientes de AMEC se encuentran empresas clave en el sector tecnológico, como Huawei Technologies Co., Semiconductor Manufacturing International Corp. (SMIC), Hua Hong Semiconductor Ltd., y Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. (TSMC). Estos clientes refuerzan la posición de AMEC en el mercado, a pesar de las restricciones impuestas por las autoridades estadounidenses.
La Batalla Legal de AMEC: Un Caso de Soberanía Empresarial
El reclamo de AMEC para ser retirada de la lista negra se sustenta en su perfil empresarial, que según la compañía es predominantemente estadounidense. De hecho, su fundador y presidente, Gerald Yin, es un exejecutivo de Intel Corp., Applied Materials y Lam Research Corp., y fue identificado anteriormente como ciudadano estadounidense, lo que subraya la conexión de la empresa con Estados Unidos.
La inclusión de AMEC en la lista negra forma parte de la estrategia del gobierno estadounidense para contrarrestar la «fusión militar-civil» de China, que según Washington, permite a las empresas chinas colaborar indirectamente en el desarrollo de tecnología para usos militares. Este enfoque ha llevado a la imposición de severas restricciones a varias empresas tecnológicas chinas, limitando su capacidad de hacer negocios en y con Estados Unidos.
Impacto y Respuesta de AMEC ante la Lista Negra
Además de AMEC, otras empresas chinas, como Yangtze Memory Technologies Co. y el fabricante de LIDAR Hesai Group, han sido incluidas en esta lista en 2023. Sin embargo, al igual que AMEC, estas compañías han optado por desafiar legalmente su inclusión, buscando revocar las restricciones que afectan su acceso al mercado estadounidense.
Mientras tanto, AMEC continúa dialogando con el Departamento de Defensa de Estados Unidos, buscando una resolución que permita a la empresa retomar sus operaciones comerciales sin las limitaciones actuales. Según declaraciones recientes de Gerald Yin, la compañía está trabajando activamente para mantener una comunicación fluida con las autoridades estadounidenses y resolver la disputa de manera adecuada.
Estrategias de China para Enfrentar las Restricciones
A pesar de las restricciones impuestas, China no se ha quedado de brazos cruzados. El país ha implementado diversas estrategias para eludir los controles estadounidenses, como la creación de empresas fantasmas para adquirir componentes avanzados que de otro modo no estarían disponibles debido a las prohibiciones. Estos componentes, que incluyen hardware avanzado de inteligencia artificial de empresas como NVIDIA, son utilizados en la investigación de armas nucleares, torpedos y otras aplicaciones militares.
Además, China ha logrado acumular semiconductores de memoria de alto ancho de banda de empresas como Samsung, a través de compañías como Huawei y Baidu, para utilizarlos en proyectos de inteligencia artificial y en la investigación militar, desafiando así las nuevas restricciones impuestas por Estados Unidos.
En resumen, la demanda de AMEC contra el Pentágono es un ejemplo más de las tensiones comerciales y tecnológicas entre China y Estados Unidos, en las que la innovación y la seguridad nacional están en juego. La resolución de este conflicto tendrá implicaciones significativas para el futuro de la cooperación tecnológica global y la competencia en la industria de los semiconductores.