¿Qué podemos hacer para disminuir el impacto ambiental y la huella de carbono a través de nuestra alimentación?
Vivimos en una época en la que la tecnología, lo que está de moda y hasta lo que debemos hacer, y no, para conservar mejor al planeta (que por cierto, ésta cada vez cobra más fuerza), cambian y evolucionan en cuestión de segundos, gracias a las redes sociales y conocimientos disponibles, pero, ¿cómo saber qué hacer y creer en este mar tan cambiante de información?
En lo que a mí concierne, les hablaré de nutrición sustentable, pero no me enredaré en dietas especiales del sol o de la luna, o peor aún, en productos milagro; para mí (y no lo digo yo) lo más importante para tener una sana alimentación, y de paso hacerle un favorcito al planeta que ya bastante falta le hace, es ‘back to the basics’, como dirían nuestros vecinos del norte, o sea, regresar a lo elemental, que es lo natural. Estamos yendo por un camino peligroso y cerca de una muerte silenciosa. Siempre se ha dicho que los extremos son malos, y en este tema tenemos dos muy grandes: la obesidad y la desnutrición, los cuales nos dejan ver el terrible desequilibrio mundial en el que vivimos.
Según un reciente estudio publicado en Comisión EAT-Lancet, los alimentos que ingerimos están contribuyendo a la muerte temprana de unas 11 millones de personas al año, ¿es esto normal cuando se supondría que hemos creado tecnologías para evolucionar y mejorar la calidad de vida?
Nuestras elecciones de alimentación son las responsables de cómo responde nuestro cuerpo y nuestro planeta, el cómo y qué elegimos como alimento tiene costos sociales enormes: la obesidad, desnutrición y el cambio climático son solo algunos de estos.
¿Qué hacer?
Sin duda, la sustentabilidad alimentaria ocupa un lugar importante como parte de la solución, ésta no debe confundirse con cierta forma de alimentación como las veganas, vegetarianas, cetogénicas, paleo, etcétera; va más allá de un tipo de nutrición de moda. Se trata de encontrar el equilibrio entre la necesidad y el consumismo. ¿Cuántas veces has tirado comida del refrigerador, del mismo plato?
Muchos de los recursos energéticos son consumidos en función de la alimentación del ser humano, ya sea para su producción, conservación, transporte y venta. Los recursos se están sobreexplotando, la excesiva demanda de productos alimentarios está llevando a los países a una gran deforestación, a un mal uso del suelo y agua. Todos los productos ocupan energía para su producción; qué comemos y cómo lo producimos, afecta no solo a nuestra salud, sino también al planeta.
Algunos pequeños tips que puedes empezar hacer para evitarlo, son:
- Separa los residuos orgánicos. Aprende a hacer una composta en casa.
- Compra productos que provengan de fuentes sustentables y cultivadas localmente. En Quintana Roo se cultivan diferentes frutas como papaya, jitomate, chiles, etcétera, que puedes comprar en mercados locales.
- Consume productos que protejan el medio ambiente y promuevan el desarrollo local.
- No desperdicies ni un solo alimento. Cocina o prepara exactamente lo que consumirás.
- Utiliza tecnologías sustentables que eleven la calidad de la producción de los alimentos.
Recuerda que somos nosotros quienes formamos un sistema alimentario sostenible.
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Por Mar Escobedo (Nutrióloga)