Hoy le toca a la doctora Claudia Sheinbaum mostrar que es la Presidenta con A.
En otras entregas de estas Historias de Reportero he opinado que el desafío a su poder no llegará de López Obrador -porque ella nunca hará nada para poner a prueba quién de los dos manda- ni de la oposición partidista -porque PAN, PRI y MC están aún noqueados por los resultados electorales y no encuentran discurso, tracción ni relevancia-.
Mi argumento es que el verdadero desafío al poder de Sheinbaum vendrá desde adentro de Morena, concretamente de los grupos políticos internos que se han empoderado con los resultados electorales, la sobrerrepresentación y la compra/coacción/convencimiento de legisladores de oposición que ya militan en las filas del oficialismo. Me refiero a los grupos de Adán Augusto López, de Ricardo Monreal, entre otros. Esos grupos tienen su propio poder y su propia alineación de lealtades en las bancadas legislativas de Morena, entre los gobernadores y próximamente, en el paquete de jueces, magistrados y ministros que van a impulsar para también tener control del Poder Judicial. Tanto, que ya hasta la presidenta se vio motivada a esbozar el que será su propio grupo (el bautizo mexiquense corrió a cargo de Alfonso Ramírez Cuéllar y Eruviel Ávila, entre otros).
Hoy hay un primer round entre la presidenta Claudia Sheinbaum y el coordinador de los senadores de Morena, Adán Augusto López. Es la disputa por la presidencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Adán Augusto ha estado empujando contra viento y marea la permanencia de Rosario Piedra Ibarra, a pesar de sus impresentables resultados. Claudia Sheinbaum quiere que la CNDH la encabece Nashieli Ramírez, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, y con quien tuvo muy buena relación en sus años de jefa de Gobierno.
Como en toda pelea de box, el primer round suele ser para que los contendientes se midan. No suele ser definitorio. No es el round en el que se echa toda la carne al asador, se dan los mejores golpes ni se corre el riesgo de abrir la guardia. Parece que así será este primer asaltoentre la presidenta Sheinbaum y el senador Adán Augusto.
Sin embargo, tengo la impresión de que la presidenta no se puede dar el lujo de perder esta. Sería una señal indeseable de debilidad, en un mandato que arranca con severos cuestionamientos sobre su mando. Y menos perderlo frente a una figura como Adán Augusto López, que se ha empoderado en los meses recientes por la manera -mafiosa incluso- en que ha ido robándole legisladores a la oposición hasta construir una super mayoría constitucional que no le dieron las urnas: compró a dos del PRD, usó procedimientos judiciales para encerrar a uno de MC, extorsionó y dobló a los Yunes del PAN, cooptó a una del PRI y anunció que va por más.
Cuentan en el Senado que Adán Augusto derrocha soberbia, que se siente tan poderoso que casi camina sobre las aguas, que deja saber y sentir su poder. Veremos cómo quedan las tarjetas en el primer round de hoy.