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    Negocios2020 + 1; Benjamín Jiménez

    2020 + 1; Benjamín Jiménez

    Opinión

    En enero 2020 todo pintaba para ser el año del gran festejo de los 50 años de Cancún, que, sin ser el primer destino turístico del Caribe Mexicano, sí se convirtió en el destino detonante del turismo en el joven estado de Quintana Roo; sin embargo, un par de meses después los festejos se tuvieron que cambiar por la incertidumbre, debido a una pandemia que no sólo para nosotros como destino ni para todo México, si no, para el mundo entero.

    2020 + 1; Benjamín Jiménez

    Las principales dudas que rondaban en nuestras cabezas eran, ¿cuánto durará esta pandemia? y ¿cómo sería esa nueva normalidad?

    La realidad es que un año después, ninguna de esas dudas ha sido resuelta.

    Se habló y escribió mucho sobre cómo afectaría a nuestro principal motor económico, el turismo; y sobre las posibles consecuencias económicas y sociales. El saldo final fue poco más de 6 millones de pasajeros que arribaron por vía aérea al estado, la mitad de ellos lo hicieron desde nuestra reapertura el pasado 8 de junio, es decir, sólo un 55% menos turistas que 2019.

    Si nos enfocamos en mercados, los más afectados fueron el sudamericano y el europeo, debido a sus fuertes estrategias de confinamiento, mientras que los mexicanos (59%) y estadounidenses (38%) fueron los primeros en arribar desde el mes de junio incrementando mes con mes su presencia.

    Dentro del Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo también existía incertidumbre y de hecho hasta nuestra última reunión presencial el día 31 de marzo, día en que se decretó la emergencia sanitaria en México, se desconocía el rumbo que tomaría esta pandemia, sólo se sabía que esta “incertidumbre” se encontraba en todos los organismos de planeación y promoción de turismo en el mundo.

    A pesar de eso, siempre se tuvo claro que: el marketing turístico más que nunca sería de manera digital, que la imagen del destino a consecuencia del manejo de la pandemia de manera local sería clave y sobre todo, que la reactivación se daría basada en la conectividad aérea. Es así que se implementaron contundentes acciones con líneas aéreas para recuperar la conectividad en cuanto el Gobierno Estatal diera la autorización para la reapertura, se lanzaron campañas digitales puntuales a los mercados que se sabía estarían en la disposición y posibilidad de viajar; y se promovieron de manera constante los protocolos establecidos por la SEDETUR e implementados por el sector privado.

    Durante los meses de espera, paralelo a la incertidumbre estaba también el optimismo. En varias reuniones con actores turísticos locales, nacionales e internacionales se manejaban diferentes fechas para reiniciar actividades, desde los más optimistas que veían en mayo el mes del regreso a la “normalidad” hasta los menos optimistas (aclaro que no digo pesimistas) que veían a septiembre como el mes de apenas el reinicio. La realidad es que a enero 2021 sólo sabemos que junio fue el mes del regreso pero ni los más elaborados análisis nos dan una aproximación de acercarnos a la trillada normalidad.

    Hacia mayo del 2020 la Organización Mundial del Turismo planteaba 3 escenarios turísticos:

    • Escenario 1 (-58%) basado en la apertura gradual de las fronteras internacionales y la relajación de las restricciones de viaje a principios de julio.
    • Escenario 2 (-70%) basado en la apertura gradual de las fronteras internacionales y la relajación de las restricciones de viaje a principios de septiembre.
    • Escenario 3 (-78%) basado en la apertura gradual de las fronteras internacionales y la relajación de las restricciones de viaje solo a principios de diciembre.

    Iniciando este 2021 podemos darnos cuenta la diversidad de escenarios que interactúan actualmente, por un lado grandes potencias turísticas que no han abierto sus fronteras a turistas internacionales y que incluso continúan con destinos turísticos icónicos regidos por el toque de queda, potencias turísticas que regulan la entrada a viajeros internacionales solicitando estrictas medidas de sanidad, países que establecen requisitos a sus ciudadanos para reingresar a su territorio y otros, que no muchos, que han abierto al turismo de una forma más clara.

    Es así que las medidas tomadas localmente desde el sector salud, la planeación y promoción turística, las acciones del sector empresarial y la coyuntura internacional relacionada a nuestros mercados y nuestra competencia han hecho que el Caribe Mexicano haya formado parte del liderazgo en la recuperación turística mundial, esto lo pude comprobar el pasado mes de noviembre que represente al Caribe Mexicano dentro del Tourism Innovation Summit en la ciudad de Sevilla, España, el cual se realizó de manera presencial y tuvo una asistencia de casi mil líderes del turismo de Europa y América principalmente y alcanzó a más de 3 mil líderes globales de manera virtual.

    A dicho evento fuimos invitados a exponer como hemos reinventado nuestro Sistema de Inteligencia e Innovación de Mercados Turísticos del Caribe Mexicano y su aplicación como herramienta base para nuestra reactivación turística por medio de la promoción. Ahí pudimos comprobar que el camino recorrido por los quintanarroenses había sido el correcto y había valido todos los esfuerzos y medidas implementadas, sin embargo, siempre el deseo de ver terminar el año y esperar un 2021 con mejores noticias rondó en lo local, en redes sociales y en el imaginario global, como cada año.

    A la distancia se puede ver que 2020 nos ha enseñado muchas cosas, unos las han asimilado y aplicado más que otros y quizá de las enseñanzas más grandes han sido el aprender a desaprender y el entender que adaptarnos y renovarnos está en nosotros y no es el entorno el que se adapta a nosotros.

    Este nuevo ciclo alrededor del sol continua con grandes cambios, con incertidumbre y con mucho trabajo y fé por delante. Hoy enfrentamos retos de salud y economía en nuestros mercados y hasta el entorno político en nuestros principales emisores. En Quintana Roo hemos pasado por diferentes crisis derivadas de lo económico, la salud y a consecuencia de desastres naturales. Crisis que en promedio han sucedido cada 4 o 5 años y de las cuales siempre hemos salido renovados. La cuesta de enero y de los próximos meses no será sencilla una vez que se han tomado medidas nuevas de sanidad para los habitantes de Norteamérica, los fantasmas de nuevas cepas y el regreso al confinamiento en países de Europa por lo que hoy más que nunca y a diferencia de otras crisis, la base de nuestra recuperación está en manos de todos los quintanarroenses, en nuestra capacidad de cuidarnos y evitar la propagación no sólo del virus y todas sus consecuencias de salud sino también de la propagación de una mala imagen de nuestros destinos que pudiera hacer dudar a los pocos o muchos turistas que tengan interés de viajar. 

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